Me ha parecido bien publicar este artículo el punto de vista de la Hna. Margarita Burt sobre el trinunfo y que me envió mi querido hermano en Cristo, Fernando Blanco.
EL TRIUNFALISMO
“Pero gracias sean dadas a Dios. Quien siempre nos hace triunfar en Cristo, y por medio de nosotros manifiesta la fragancia de Sí mismo en todo lugar” (2 Cor. 2:15).
No deberíamos confundir la victoria que tenemos en Cristo con el triunfalismo. Éste lo podemos definir como jugando a tener la victoria, cuando, en realidad, no la tenemos. Es hacer ver que todo va bien en nuestra vida espiritual cuando no es el caso, porque pensamos que la victoria en Cristo es algo doctrinal, porque no nos han enseñado que la victoria personal en nuestra experiencia es algo que ganamos, habiendo pasado por cosas horribles, y habiendo salido al otro lado con nuestra fe intacta. Lo opuesto al triunfalismo es el derrotismo. Es la expectación de derrota que a menudo nos hace aptos para conseguirla. No queremos ni el uno, ni el otro. El triunfalismo cuesta mucho esfuerzo mantenerlo. Siempre se tiene que ir con la sonrisa puesta, un ánimo exuberante, buen humor y carcajadas. Uno inicia un culto diciendo, “¡Qué felices somos, hermanos! ¡Vamos a alabar al Señor!” Y lo que sigue es un salto místico al la súper-espiritualidad donde apoyamos el buen ánimo con música marchosa hasta que entremos en un estado místico de alegría optimista y buen humor. ¡Qué extraño que a nuestro Señor le describen como “varón de valores y experimentado en quebranto”!, pero nunca perdió su gozo en Dios.
Siete pasos hacia el triunfo:
1. Transparencia. Practica la honestidad delante de Dios. Deja que el Señor te escudriñe: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23, 24). Pregúntale si hay algo que necesita arreglarse en tu vida, si hay relaciones rotas que debes arreglar. Si vives con mentiras del pasado, confiésalo. Si has robado algo, devuélvelo más un 20% de su valor. Deja tus resentimientos. Sé un canal de amor.
2. Guarda la relación con Dios. Hay restauración de ella cuando los impedimentos han sido quitados.
3. Entrégate al señorío de Cristo.
4. Busca la unción del Espíritu Santo que nos da victoria sobre el diablo. Esta unción nos permite llevar a cabo el ministerio, nos capacita para todo lo que tenemos que hacer y nos guarda del desaliento.
5. Rechaza toda duda y tentación de seguir al Señor a medias.
6. Fe. La fe nunca toma la iniciativa; es nuestra respuesta a la iniciativa de Dios. Si no es nuestra respuesta a la Palabra de Dios, es presunción. La fe viene como el resultado de oír el mensaje (Romanos 10:17). Siempre cabe la voluntad de Dios en toda situación, aún en la más difícil.
7. Obediencia. Mat. 4:10: “Adora al Señor tu Dios y sírvale solamente a Él”. Primero vine la adoración y después el servicio. Solo hacer lo que el Señor pide que hagas.
Que el Señor nos ayude a ser auténticos y perseverar hasta salir de nuestras derrotas con una victoria real en Cristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario