jueves, 9 de junio de 2011

AJUSTANDO MI VIDA A DIOS...NO A LOS HOMBRES

   A raíz de mi predicación del pasado domingo día 5 de Junio 2011, relacionada con los ajustes que deberemos hacer, para poder ir al paso de Dios, quisiera añadir algunas cosas fundamentales. En primer lugar recordar que nuestra vida cristiana es mas que ser salvos. Dios tiene planes y nosotros estamos incluidos en ellos. Pero para podernos incluir adecuadamente, debemos entender, primero que nosotros debemos ponernos a disposición de Dios, no se trata de planear algo y luego pedir a Dios que lo bendiga, ya está planeado por Dios, nosotros entramos en su planes. Segundo, entrar en sus planes representa saber que son sus planes y estar dispuestos a entrar en ellos.

  La vida cristiana tiene sus grandes peligros. También tiene sus grandes seguridades. Si andamos el camino indicado por Dios, estamos seguros en El. Si creemos que otro camino, que nos aparenta mas fácil, es el adecuado, nos vamos a encontrar en dificultades, y para volver de nuevo a Su camino, habremos perdido el tiempo durante nuestra particular andadura. Por supuesto debemos volver cuanto antes al Camino de Dios.

  Los peligros son muchos, yo quisiera destacar alguno:
1. El peligro de mi punto de vista.
2. El peligro del punto de vista de otros.
3. El peligro del engaño del diablo.
   El peligro de mi punto de vista está relacionado con mi formación humana. Todo el bagaje que he recibido de mis antepasados, de mis educadores, del entorno social que me he movido, de los medios de comunicación, de las opiniones acumuladas. Todo esto conformará nuestra decisiones. La advertencia de Dios es que hay camino que nos parece recto y el fin no es saludable. Dios nos hace nuevas criaturas. Cuando dice nuevas es nuevas. No solo que se nos han perdonado los pecados y que son redimido como pecador, también se me ofrece una forma nueva de pensar y tomar decisiones. La vieja personalidad no debe tener parte en estas decisiones. Es por eso que debemos aprender de inmediato a buscar la voluntad de Dios en cada situación de nuestra vida y aprender a ser guiados por el Espíritu Santo.

   Si antes mis decisiones nos parecían sensatas en algunas áreas, si creemos que somos sabios en cosas de la vida...¡olvidemoslo! Nos evitarán muchos problemas.  Somos llamados a ser sabios, pero de la sabiduría de Dios, la que desciende de lo alto, la pura, la amble, la de buen nombre.  Conformarnos a ella requiere dejar la antigua, vestirnos de la nueva representa desvestirnos de la antigua. Cada día debemos andar en el Espíritu y desechar todo de la carne - la voluntad humana - que ya no sirve en el Reino.

   Es lo que la Biblia llama morir. O también tomar la cruz.

   El otro frente es el deseo de los demás. A lo largo de los tiempos se ha creado una santa tradición, dependiendo de las iglesias, ya que no es la misma en todas, y a veces es tan santa que no deja respirar.  Y los hay en todas personas que creen que saben perfectamente lo que tienen que hacer los demás, respecto a Dios y quizás no tienen ni idea en cuanto a sí mismos y su relación con Dios. Cuidado con los caminos marcados por estas personas. Protegerse bien de ellos es importante. No resulta fácil pues tienen tanta fe en sí mismos con respecto a lo que otros deben hacer que su persistencia es inaudita. Si aplicaran esa energía consigo mismos podrían hacer cosas grandes para Dios, escuchándole a El y no oyéndose tanto a sí mismos. Pueden llegar a ser muy peligrosos, llegan a hacer dudar a otros también de la eficacia de aquellos a quienes señalan y las divisiones están a la orden del día. Dios nos libre, pero nosotros oigamos a Dios en estos casos y no a palabras vanas. Por supuesto que hay hermanos que dirigidos por Dios nos darán buenos consejos pero cuando detrás del consejo hay "obligación" ¡cuidado!.

   El diablo es un imitador. Dice la Palabra de Dios que trata de engañar a los que creen, se presenta como ángel de luz, y creo que consigue sus objetivos, sobre todo cuando estamos lejos de Dios, cuando nos instintos predominan sobre lo espiritual. Ahí es donde aprovecha el diablo y trata de engañarnos. Para no ser engañados hay que conocer bien, estar muy seguros de la verdad. Si yo conozco muy bien como es un billete verdadero, nunca podrán darme uno falso. Así si yo conozco a Dios, nadie podrá engañarme, haciéndose pasar por Dios.

   Nuestra vida necesita ajustarse a Dios. Y debemos utilizar los caminos de Dios para llegar a El y utilizar los caminos de Dios para andar con El. Cuidado con los "atajos" de nuestra propia opinión de las opiniones de otros y sobre todo, de la opinión engañosa del diablo.
Padre Celestial, ayúdanos a conocerte profundamente y de esta manera nunca seremos extraviados de Tu verdad, nunca oiremos a nadie que no sea tu voz, y con la ayuda de Tu Espíritu Santo, no solo andaremos seguros, también llegaremos seguros a la meta. En el Nombre de Jesucristo. Amén.

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