domingo, 29 de marzo de 2020

FIRMES EN LO QUE SABEMOS


Buenos días a todos, en este tercer domingo que acontece, sin poder reunirnos al cumplir en solidaridad con el aislamiento propuesto y legislado, de parte de las autoridades para bien de todos y cada uno.

A pesar de ser solo el tercer domingo con ya 17 días de aislamiento, la visión del proceso augura que esto puede prolongarse varias semanas más, como mínimo. No se sabe.

Hay una valoración desde los medios que el mundo tiene, en especial las estadísticas, para estimar lo que puede ser el mañana. Todo ello con las limitaciones correspondientes. Entre estas estimaciones de parte de los profesionales adecuados, también se unen las predicciones a veces bonachonas y a veces exageradamente desbordadas.

Añadimos los aportes respecto a la sombra de intencionalidad que pueda haber detrás de todo esto, provocado por unos u otros, supuestamente “poderosos” con intenciones malvadas y sin objetivos de bien para todos. Es inevitable que se produzca unas alteraciones emocionales y de preocupación, aún en los más duchos en soportar la adversidad.

En el plano de la fe, también nos encontramos ante extremos. Desde aquellos que parece que Dios haya desaparecido ante esta situación calamitosa, pasando por los “profetas” con mensajes con gran diferencia unos de otros, como si Dios se estuviera contradiciendo y aquellos que están seguros de que es un castigo de Dios, o ya la Gran Tribulación, e incluso el dar órdenes al virus para que se vaya.

  Es también inevitable que en el ámbito de la fe, de aquel que de verdad ama a Dios, se produzca una mezcla de sentimientos y de alteraciones emocionales que pueden incidir en nuestro compromiso espiritual con Dios.

En estos días, con tiempo sin reloj, aparte de otras muchas lecturas y estudios, me estoy volviendo a centrar en los textos de la Biblia donde se habla de acontecimientos  aparentemente futuros, tratando, de alguna manera, de encajar esta situación que vivimos en ellos. Hasta el momento mi conclusión, que es mía y no definitiva, tiene dos enfoques...
1. Lo que Dios ha dicho. Y dentro de ello el que yo entienda lo que quiere decir.2. Lo que Dios no ha dicho. No nos toca a nosotros saberlo.
Con respecto a mi:
  • 1.    Aquello de lo que estoy seguro
  • 2.    Aquello que no estoy tan seguro, pero confío en Dios.
Uno de los grandes problemas de las preocupaciones de las personas es que sufrimos más por lo que no va a ocurrir que por lo que ocurre en verdad. Los “y si…..” “ y los…pero la gente dice…”

Dios nos ha dicho muchas cosas sobre el futuro. El hecho que haya diversas interpretaciones sobre este tema tan delicado, no debe desanimarnos en estudiar sobre ello, siempre que tengamos una base sólida desde donde hacerlo.

Cuanto más sólida sea nuestra base mejor podremos arriesgarnos a profundizar en el “océano” de la revelación de Dios.

Las diversas formas de interpretación de los tiempos, tanto las mas extendidas, como las menos extendidas, están aflorando de manera muy amplia en estos momentos, y es lógico debido a las circunstancias.

Cada uno somos un mundo en sí. Lo sabemos. Muy a pesar de todo, seguiremos siendo nosotros y optaremos por lo que, a nuestro parecer, nos tranquiliza más, pues si optamos por lo mas inquietante, sin estar preparados podemos sufrir, sin estar seguros de que eso vaya a ocurrir.

Ciertamente, hay cosas que son muy claras. Tan cierto como que Jesucristo estuvo en esta tierra, que murió, que resucitó y que está, en este momento, en el cielo, es también que regresará un día. Pero ya sabemos que ese día es un silencio de Dios. No lo ha dicho.

Pero lo que sí ha dicho es que debemos estar preparados en todo momento. En esto es donde más incido. Estar preparados, como lo estuvieron los primeros cristianos, así como las enseñanzas dadas por Dios a través de sus siervos, en la Palabra.
Mat_24:44  Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
Luc_12:40  Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.
Escribía el otro día, que me parecían estos tiempos, eso sí, como los que anuncia el Señor en el versículo:
Marcos 13:21  Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis.
Mar 13:22  Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos
Me acojo a la recomendación del Señor,
1 Co 10:12  Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
La inseguridad, es una amenaza, sobre todo en estos tiempos, veo mucha inseguridad en el mundo cristiano, mucha dispersión hacia lo vano. Muchas inseguridades en la identidad y en el propósito que tenemos en Dios. Algunos nunca salen de los rudimentos
Heb 6:1-2  Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno etcétera
Debemos y tenemos la obligación de ANCLARNOS EN EL SABER de lo que ya tenemos en Cristo y para que estamos aquí, y que si estamos aquí es porque Dios así lo quiere. Y por tanto nos aferramos por fe y conducta al
 Rom 8:28  Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas ayudan a bien.
Recuerdo y debe estar grabado en alguna de las predicaciones muy lejanas, que mirando unas noticias, sentí en mi corazón que España iba a recibir “un juicio” de Dios. O un azote, una prueba, como queramos llamarlo. No imaginé que era para todo el mundo.

Para terminar os dejo otro versículos con SABEMOS que incluye ENTENDIMIENTO, CONOCIMIENTO.
Jn 5:20  Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
Ponlo en singular y mira si se aplica a ti. Y si no, busca la manera dispuesta por Dios para que se pueda aplicar a tu vida.

Reconocer que eres pecador, arrepentirte, recibir el perdón de Jesucristo mediante su sangre, bautizarte en agua y vivir de acuerdo a la Voluntad de Dios. Amén  Oración



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