sábado, 17 de diciembre de 2011

HACE, PERO SOBRE TODO ES

Como me decían algunos compañeros de milicia, los periodos de vigilia por falta de sueño pueden ser para un hijo de Dios, oportunidades de profunda comunión con El. ¡Y como las necesito!
Tiempos de reflexión, de meditación de sincera revisión del estado de nuestra fe, de nuestra esperanza, de nuestro amor, de nuestra relación con mi Padre celestial, de renovación de nuestras fuerzas y de examen a la luz del Espíritu de como estamos gestionando los medios de la gracia que Dios ha puesto a nuestra disposición, como un rico anticipo de lo que es el Reino de los cielos.
E inevitablemente surgen auto-preguntas sobre lo que es ciertamente primero en la propia vida. Por supuesto siempre la contestación será "lo primero en mi vida es Dios" pero al contrastar esta confesión con lo diario, con lo cotidiano, al comparar esta afirmación necesaria de mi fe, con un periodo de tiempo, como por ejemplo un día con sus compromisos, trabajos, descansos, traslados, con nuestros pensamientos, actitudes y acciones en ese tiempo, puedo descubrir que mi confesión está alejada de mi práctica cotidiana. Que como un ideal resulta muy bello sumergirme en el, pero que en la vida real, necesito mas entrenamiento para hacer efectivo, cada momento, ese ideal.
Cuando veo la Palabra de Dios, observo, entre otras muchas cosas dentro de su rico contenido, a un Dios que ES y un Dios que HACE y aunque no son, por supuesto, distintos, es el mismo y único Dios, noto que en ese, mi diario vivir, pareciera que tengo una relación predominante sobre "uno" mas que sobre "otro" y al analizarlo fríamente me doy cuenta que me inclino con mas fervor hacia el Dios que HACE que hacia el Dios que ES.
El Dios que HACE, es el Dios que contesta mis oraciones, cumple deseos, supera mis obstáculos, me libra de peligros, me cuida a mi y a los míos, y esta presto como un rayo a venir en mi ayuda, y este Dios, sea yo mas teológico, esa faceta de Dios, es la que aprecio, la que entusiasma, la que me hace prestar atención cuando oigo también en otros ese SU HACER sobrenatural.
Pero el verdadero y auténtico Dios ES, o como se le reveló pacientemente a Moisés ES el YO SOY y me llama a que su ES, su YO SOY, sea el objeto sublime de mi fe, de mi adoración y alabanza, de mi servicio y de mi diario y cotidiano vivir. El Dios que ES, el YO SOY me pide que me entregue sin reservas aun por encima de sus propias promesas (lo que HACE o puede hacer) a su SER y permita que ese su SER me llene por completo, al margen de examinar si su obra coincide plenamente con mi entendimiento de lo que debe hacer. Me pide que deje de "vigilar" su HACER para permitir que me llene su ES, su SER.
Y el se presta a ello pacientemente para que, por ejemplo la verdad de que El ES bueno, lleve en mi fe y en mi esperanza, un ventaja a la comprobación de lo que HACE, pues lo que HACE, a pesar de mi esfuerzo, puede no entender y apreciar su HACER, porque no coincide con lo que yo creo que debe HACER y entonces pierde fuerza en mí, si no se desmorona, la realidad de que al margen del resultado visible del suceso en concreto, y por encima de cualquier suceso, el ES BUENO.
Y ahí quisiera yo aferrarme mi Padre, pues es cierto que la vida está llena de sucesos que parecieran negar Tu bondad, pero pueden resultar engañosos, pues por encima de la realidad actual del suceso, esta la autentica realidad de que Tu, Padre, ERES BUENO, eres el YO SOY BUENO.
Te pido Padre, que imprimas de forma indeleble este deseo y esta verdad en todo mi ser, pues quiero amarte totalmente por lo que ERES y no por lo que HACES. Amén.

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