Fatigas, pero no tantas,¿Me hablas a mí, eres tú alma mía? ¿Es posible que pueda contigo hablar como si ajeno fuese, siendo yo, el mismo, no otro...?
que a fuerza de muchos golpes
hasta el hierro se quebranta.
Manuel Machado (1874-1947) Poeta español.
¡Ah! me recuerdas mis pensamientos! ¡ Me recuerdas que antaño tuve ilusión, tuve esperanza, en lo que la vida darme podía, no porque yo lo buscase, es que al encontrarme con Cristo, me dije que todo cambiaría!
A la cruz fui y he ido tantas veces que el camino me es familiar, antes...para mis pecados en abundancia derramar, ahora, viejos pecados se resisten abandonar y en la cruz estamparse, para dejarme libre y solo en la santidad de Dios andar.
Por eso angosto, muy angosto se ha hecho ese mismo camino, que antes, con ilusión y con gran alegría hacía, pues ¡no era para menos! Iba a dejar en la cruz de mi Salvador, los pecados que me impedían ser como el quería y por eso, yo seguro estaba y estoy, su vida dio y no dudo ni un instante, pues entre muchos, entre todos, allí, en su mente también estaba yo, pecador confundido y errante, que por signos de donde ir, equivocados, iba y proseguía, sin darme cuenta de que al fin, la muerte ¡que digo! mas que la muerte, la separación de Dios, era el fin, y solo yo no podía evitar salir de ese impulso que como caído en mi ser pesaba y solo me llevaba a lo que, no deseaba.
Y tú alma ahora vienes a mí, en momentos de adversidad y de dolor, donde esperanzas se han frustrado a causa de descubrir que no solo era a la cruz un día ir, sino cada día tomar mi propia cruz y en ella clavarme para no dejarme vivir, pues si vivo yo ya no vive Cristo en mí...¡que haré alma...dime sabes algo que yo no sé...Por favor ¡me puedes decir y hablar! ¡No calles, deja que el espíritu te susurre aunque sea, al oído casi imperceptible, pero con atención escucha y oirás lo que te dice, pues desde el cielo mi Padre así se comunica, por ese espíritu en mi soplado, dándome una vida que no es animal, ni solo química, ahora mi vida es espíritu y verdad, a imagen de mi Padre amado, que en la cruz en Cristo perdonó mi pecado todo y me llamó a ser libre...
¡Alma! has dicho libre o he sido yo...libre no me siento, no mis brazos mis pies, mi cuerpo mi mente, todo ello me dice que todavía estoy atado que todavía en esta vida vivo y entonces comprendo por qué morir es ganancia, aunque con mucho respeto lo digo, pues no tengo ningún derecho a elegir mi destino.
No alma, todavía no soy libre del todo, pero tengo palabra del que no cambia, del que no miente del que no puede decir mentira, del Dios de la verdad y siempre su amor respalda, pues dejaría de ser Dios si en algo cambiara.
Si no soy libre...entonces...entonces...¡que hago! ¿todavía soy esclavo...? Pregunto a mi espíritu le digo que me diga lo que el Espíritu comunica, y el espíritu me dice que recuerde que por fe vivo, pero que la fe es viva y por tanto si confío me dará vida, aunque la muerte aceche, aunque el cielo se oscurezca, aunque el hombre del que yo me fiaba, me traicione y me diga que no soy lo que esperaba, aun así El, mi Padre, no me abandona y que el utiliza ahora todo para hacer que mi vida sea mas madura, mas fuerte y mas viva, no porque porque aire de mi salga, si porque el viento de su Espíritu en mi habita.
Mi alma vuelve al antaño, a donde con inocente confianza en este mundo creí que todo el que dice que en Ti confía, nunca contra mí se volvería, y entonces decidí en ellos solo confiarme y tratar de otros añadir a estos que por fe todo sufrirían, como en los Hechos me cuentas y me recuerdas, y ese principio de vida, fue para mí una ¿utopía?
¡Que dices alma mía! Ya, te entiendo, hablas por experiencia de años en la lucha que contra el mundo, la carne y el diablo solo creías, hasta que has descubierto que todos ellos se infiltran en tu propia vida, en la vida de otros que predican y oran con profecía, y estos son los que sorprenden a tu alma confiada, pues son todavía proceso de santidad y vida.
¡Pero duele! me dices alma mía y yo te digo que si,que duele que duele mucho pues no hay dolor que sea mas fuerte y mas insoportable que el dolor dentro del Cuerpo que llamamos Cristo, del edificio que llamamos iglesia, del ejército que llamamos soldados de Jesucristo...pero recuerda que no todo lo que reluce es oro, el oro debe ser probado.
Mira alma en tu interior...¡Ya! sé que no quieres, porque todavía hay oscuridad que solo Cristo puede alumbrar...¿y crees que solo en ti, alma, hay esa obscuridad? La luz de Dios sigue tratando de penetrar, pero hay tantos obstáculos que le impiden el paso, los hay por la murmuración, por el deseo propio, por el engaño, por viejos pecados no arreglados que al mezclarse con "lo que es de Dios" llegan a confundir al alma mas diestra, está la envidia, está la afición de mirar en el ojo ajeno, sí eso de la paja y el madero...está el poner los ojos en "salvar" por uno mismo lo que creen que otros están echando a perder, está el espíritu de confusión y división, están los anticristos....
¡Alma mía no me digas mas! Sufre y vive en Cristo, pierde y gana en Cristo, humíllate y El te exaltará cuando el tiempo sea, si vives tienes que vivir para El, si mueres para el vivirás, porque de El eres.
¡Y la traición! la traición está incluso dentro de ti, no caigas en su garras, habla la verdad aunque esto te cueste y recuerda que la verdad es cristo, pero que todavía caemos en nuestra propia verdad y, solo mira a tu alrededor y comprueba las diferentes almas que dicen que creen en Dios y verás que todavía hay muchas verdades, pero solo una verdad: Jesucristo es el camino, LA VERDAD y la vida.
Cálmate alma mía, seguiremos juntos buscando en Cristo. ¡A El se al gloria!
No hay comentarios:
Publicar un comentario