Santiago 3:14 Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;
Cada vez que Dios decide hacer una incursión en mi corazón, y yo le dejo, me llevo cada sorpresa increíble.
Por lo tanto no confío en mi corazón.
1 Juan 3:20 pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.
Yo creo que yo me puedo engañarme incluso a mi mismo, pero nunca podré engañar a Dios.
Apocalipsis 2:23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.
Esta advertencia es para los que podamos pensar que podemos seguir decidiendo "las obras" que debemos hacer, pero el escanea nuestra mente y corazón y averigua las intenciones tanto en pensamientos como en nuestra condición.
En el texto bíblico que a continuación voy a destacar yo me fijo y resalto lo de "corazón habituado" es decir corazón acostumbrado, corazón que ha adquirido un hábito que se repite ya, muy posiblemente, hasta inconscientemente, pero que puede estar "habituado" a otras cosas que las que aquí se detallan como la codicia.
codicia
Del lat. *cupiditia, de cupidĭtas, -ātis.1. f. Afán excesivo de riquezas.2. f. Deseo vehemente de algunas cosas buenas.3. f. Taurom. Cualidad del toro de perseguir con vehemencia y tratar de coger el bulto o engaño que se le presenta.4. f. desus. Apetito sensual.La palabra tiene varios matices de significado: ( 1 ) El deseo de tener algo (1Co 12:31); (1 Co 14:39); ( 2 ) el deseo desordenado de tener algo (Lc 12:15 ss).; (Ef 5:5),( Col 3:5);, ( 3 ) el deseo excesivo de tener lo que pertenece a otro (Ex 20:17);( Rm 7:7). Ejemplos notables de quienes codiciaron en este sentido son Acán (Josué 7), Saúl (1Sa 15:9),(1 Sa 15:19) y Ananías y Safira (Hch 5:1-11).
2 Pedro 2:14 Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.
Puedo estar habituado a pensar a mi manera, habituado a no perdonar, habituado a ser yo y no dejar ser a Dios, habituado a responder a la vida a mi manera, pero no a la manera de Dios para ello debemos morir al YO "ya no vivo YO" y dejar vivir a Jesucristo " Cristo vive en mi"
Otra cosa, si le dejo al Yo volver a decidir...otra vez hay problemas si he decidido que sea Cristo el que viva ahora en mi, debo dejarle que el haga. Pero...¡Qué resistencia! Don Yo está tan acostumbrado a vivir en mi, que quiere seguir teniendo las riendas de muchas cosas, por supuesto Don Yo quiere que Cristo viva, pero se puede reservar algunos aspectos, incluso muy morales...pero llenos de letra y no de Espíritu.
Cuando nos damos cuenta de la realidad es sorprendente ya que descubrimos que los puntos débiles son el YO que se manifiesta a la vieja forma de conducta antes de creer, esa forma en la que quiere volver a imponer sus hábitos.
Es por ello que dependemos de Jesucristo y debemos relacionarnos con El y con los hermanos y hermanas que forman la familia de Dios, de la que formamos parte y que se denomina iglesia.
Y por eso leemos y estudiamos la Palabra de Dios, alabamos a Dios tenemos comunión con Dios y los hermanos/as de la misma fe y compartimos el Evangelio con los que todavía no creen.
Un trabajo día a día en el que contamos con la ayuda de Dios mediante el Espíritu Santo y nuestra "muerte diaria y voluntaria del Yo"
Parece como una vivienda donde antes vivía Don Yo y ahora vive Cristo. Yo soy esa vivienda destrozada por el Yo...pero ahora Cristo viene a hacer todas las cosas nuevas, lo viejo se tira, mueres.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Galatas 2:20
No hay un cambio absoluto aunque nos convirtamos de todo corazón. Si fuera un cambio absoluto sería que ya somos perfectos y sin pecado...pero todavía estamos en "la carne" . No obstante Dios mira el corazón y cuando ve una intención de todo corazón nos llama "perfectos".
Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios Hechos 8:37
Es la conversión, sencilla pero firme. Creer que Jesucristo es el Hijo de Dios, implica un compromiso con Dios, un compromiso de fe constantemente vigilada por nosotros.
Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? 2 Corintios 12:5 |
Y lo que ahora vivo lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó se entregó así mismo por mi. Galatas 2:20
Cuando nos damos cuenta de la realidad es sorprendente ya que descubrimos que los puntos débiles son el YO que se manifiesta a la vieja forma de conducta antes de creer, esa forma en la que quiere volver a imponer sus hábitos.
Es por ello que dependemos de Jesucristo y debemos relacionarnos con El y con los hermanos y hermanas que forman la familia de Dios, de la que formamos parte y que se denomina iglesia.
Y por eso leemos y estudiamos la Palabra de Dios, alabamos a Dios tenemos comunión con Dios y los hermanos/as de la misma fe y compartimos el Evangelio con los que todavía no creen.
Un trabajo día a día en el que contamos con la ayuda de Dios mediante el Espíritu Santo y nuestra "muerte diaria y voluntaria del Yo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario