I - Padre nuestro...
Aprendí esta oración, de memoria desde muy pequeño. Pero disfrutar de ella, no hace tanto tiempo. Y no importa lo mucho que pueda recitarla, me es imposible degustar cada una de sus palabras, que me trasladan a una realidad siempre actual, respecto a las necesidades de este mundo y me recuerdan la grandeza de Dios, que me invita a llamarle Padre...¡casi nada!
Estuve ingresado en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos). Llegué a ella gracias a un "ángel" con título de médico especialista en radiología. Después de un episodio de grandes sofocaciones y agobios físicos, y de llamar a una ambulancia, el equipo que subió a mi casa, a mi habitación, me estabilizó de inmediato. Pasar sentirme mal a sentirme bien, fue tan rápido como lo que le costó a la médico correspondiente ponerme la aguja y comenzar a fluir el gotero.
No obstante el ECG (Electrocardiograma) no era muy alentador, por la cara que puso, así que me trasladaron al hospital (por cierto con una rapidez inusitada) y allí me pusieron en la sala donde otros muchos enfermos con diferentes dolencias, esperábamos las pruebas y diagnósticos que definían si seguíamos hospitalizados, nos daban de alta o lo que vieran preciso los galenos.
En dos turnos que estuve, me dijeron que de acuerdo a las pruebas, a falta de una, era muy posible que me dieran de alta ese mismo día. Yo muy contento, pues la verdad como en casa...en ningún sitio.
El turno ya de la tarde, me anunció que no estaban las pruebas y habría que esperar al otro día.
Fue una noche muy curiosa e intrépida, por las numerosas circunstancias que se dieron, no en mi, pero si en el equipo de sanitarios y en los pacientes. No es este el momento de ampliar datos, quizás en otra ocasión escriba sobre ello.
A la mañana siguiente ya casi me iban a dar el alta, pero de pronto vino una señora o señorita, pues era joven, que vestida de calle, y se me acerco y me dio un ejemplo con sus manos, abriéndolas y haciendo un pasillo entre ellas. El lado izquierdo de la mano izquierda, me dijo, es bueno, uno está bien, el lado derecho de la mano derecho estoy mal, según las pruebas, yo esta en espacio entre las dos palmas, el espacio de "no se sabe".
Ella me recomendó me ingresara para que me hicieran un cateterismo donde vieran cómo estaba el corazón, me dijo si la cosa está bien, pues estupendo, pero si está mal, en el mismo cateter se pueden reparar daños, si los hubiera.
Yo asentí, firme el documento de conformidad y me llevaron a una habitación muy amplia con muchas luz y llena de aparatos que se extendía por medio de cables y tubos hasta mi cuerpo, incluido el oxigeno.
Eso me hizo pensar que la cosa tampoco estaba tan bien. Pero la verdad es que me sentía bien. (Luego en el cateterismo cardíaco se confirmo que realmente estaba muy mal, me hubiera ido con el Señor, si no se hubiera hecho, dirigido por ese ángel que no volví a ver y que se yo si de verdad era un ángel que mi Padre enviaba para ayudarme a seguir viviendo hasta que el quiera.
En esos momentos uno se ve con posibilidades de morir, así que, como hijo de Dios, debía orar, y lo sorprendente era que no me resultaba fácil pedir, no me preguntes por qué, en cambio comencé a orar muy despacio (ya lo había hecho, y lo hago, otras veces) reflexionando en cada palabra, y tratando de penetrar en ellas, arropándome, cubriéndome, dejando que llegaran a lo mas hondo de mi interior...Padre ...mío...
Fue una experiencia bastante especial y gratificante. Estuve en la UCI y a mi me parecieron unas vacaciones, porque disfruté cada momento, fuera el sueño, las comidas, el sol que entraba por los grandes ventanales, las personas que con tanto cariño y cuidado me trataron...y conocí... a mi corazón mas a fondo, en dos formas, la física, mediante esos aparatos tan sofisticados, esa ingeniería médica, que como si fueran mis venas carreteras, introdujeron unos "tubos" y yo lo vi todo pues había varias pantallas y allí estaba como protagonista: MI CORAZÓN FÍSICO.
Conocí un poco mas mi corazón espiritualmente, y mi Padre celestial trato con él en algún que otro aspecto, pues Dios aprovecha cada momento para renovarnos, enseñarnos etc.
Pero sobre todo conocí mas a mi Padre, cuya mano no me soltó en ningún momento y con Él, "mire a la cara" a la muerte, y en todos esos momentos, no le tuve miedo alguno, porque MI PADRE CELESTIAL estaba conmigo. Puedo dar fe, que Él está muy pendiente de sus hijos.
Y así estuve orando, cuando oraba, pues tuve oportunidad de leer también incluso de escribir algo, pero mi Padre y Su oración, fueron lo mejor, sin quitar el valor que tuvieron esos tremendos profesionales que me ayudaron, poniéndome unos "muelles" cuyo nombre técnico es Stent, para abrir las venas del corazón (tres) que se habían cerrado y de esta forma evitar una posible muerte.
Padre mío, que estás en el cielo -pero que estuviste conmigo en esos momentos y que estás conmigo constantemente además de en el cielo, mediante Tu Espíritu Santo - santo es tu Nombre y santificado seas siempre, gracias por dejarme llamarte Padre y por hacerme sentir tu hijo, a pesar de que no lo merezco. Gloria a tu Nombre por los siglos de los siglos, en el Nombre de Jesucristo.
CONTINUARÁ...
TE DEJO UN ALABANZA SOBRE EL PADRE NUESTRO, SI QUIERES ESCUCHARLA Y ALABAR A DIOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario