Como cristianos y parte de la iglesia local, tenemos que ser conscientes
de a quién pertenecemos, quiénes somos y que tenemos que hacer en este mundo.
Podríamos decirlo de otra manera.
Nacemos, nos desarrollamos y vamos haciendo de acuerdo a nuestro origen y
desarrollo. Un manzano, pertenece a la familia de los frutales manzanos y hay
muchas variedades de manzanas, pero son manzanas, se desarrollan como manzanas
y sus simientes producen manzanas. Nada de ellas puede producir naranjas o
ciruelas u otra fruta.
Nosotros nacemos como seres humanos, en diferentes etnias, familias,
pero somos humanos, sea que el color de nuestra piel tenga tonos más blancos o más
oscuros, pero somos humanos. Cuando la Palabra de Dios dice que “…de tal manera
amó Dios al mundo” por mundo está englobadas todas las etnias no importa en el
lugar del planeta donde se encuentren.
El mundo y las personas según las etnias y culturas difieren bastante
en muchas cosas respecto a su relación con el mundo que nos rodea, Dios,
familia y sociedad. En el proceso humano nacemos en determinada familia, la
cual está en determinado lugar, que así mismo tiene una determinada cultura con
unas convicciones morales y espirituales concretas, una forma de hablar
(idioma) y una forma de pensar con respecto a sí mismo y a todo lo que le
rodea.
Según la edad y la capacidad de recibir y lo
recibido se va formando una identidad personal, pero no exenta de rasgos de
otras identidades, comenzando por los rasgos fisiológicos e incluso con formas
de comportamiento similares a sus ascendientes. Esto le da una identidad
respecto a su familia biológica y al entorno donde crece y aprende, en el
desarrollo, como digo, de esa identidad personal y única, participando de una
manera u otra en el sostenimiento de todo ello y de la aportación de nuevos
seres que vayan aumentando y preservando el árbol genealógico.
Es por ello que todos tenemos una identidad
dentro del amplio espectro humano, pero nuestra identidad espiritual no está
adecuada a la naturaleza original que Dios quería que cada uno de nosotros
tuviéramos. La causa de todo esto es lo que llamamos “la caída” que representa
la desobediencia de nuestra primera familia humana, a Dios, sobre un tema muy
importante en ese momento. El árbol del bien y del mal. No se debería comer,
pero ellos Adán y Eva, lo comieron bajo el engaño del diablo a quien si obedecieron
cuando les dijo “comed” y por tanto desobedecieron a Dios que les había dicho “no
comáis”
En el momento que comieron su estructura humana
cambio en muchos aspectos, nacimientos con dolor, tierra difícil de cultivar,
sudor, lágrimas, y una serie de ofrendas a causa de ser pecadores y cometer
pecados, para evitar ser destruidos totalmente por Dios, el cual ya había
comenzado su plan para volver todo al sitio original. Pero este volver, en
término de tiempo solar y con respecto al tiempo de vida de los humanos, el
cual fue descendiendo, para nosotros se volvió “largo tiempo” aunque para Dios
no lo es, si contamos a la manera de Él…
Sal_90:4 Porque mil años delante de tus ojos
Son como el día de ayer, que pasó,
Y como una de las vigilias de la noche.
2Pe_3:8 Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para
con el
Señor un día es como mil años,
y mil años
como un día
El tiempo de Dios no es nuestro tiempo. De ahí
que cuando Él está considerando ciertos temas, para nosotros siempre es tarde,
pero Él nunca se atrás. El es perfecto en todos sus caminos.
2 Sa 22:31 En cuanto a Dios, perfecto es su camino,
Su plan, dentro de su tiempo va en hora
puntual. Pero sea lo que sea, nosotros estamos aquí, “atrapados” en el tiempo
solar, en el reloj y en un proceso de envejecimiento inevitable.
Pero con respecto a este tiempo que nos movemos
aquí, para ser libres de la naturaleza adquirida por nuestra primera familia
(Adán y Eva) que nos convirtió a todos descendientes en pecadores, debemos
adquirir la naturaleza de Dios, la cual perdimos allí en los lomos de Adán y en
la matriz de Eva. El pecado a distorsionado muchas cosas en nuestra vida.
Incluso cuando hacemos el bien, las motivaciones son muy propias y en mayor o
menor grado egoístas o simplemente humanistas, pero Dios no aparece por ningún
lado. Estos es debido a que nuestra naturaleza es una naturaleza injusta y
alejada del verdadero bien, que es obedecer a Dios y cumplir su Ley, una Ley
que no es caprichosa ni arbitraria, sino que es protectora y unida a la
naturaleza, al ser de Dios mismo, que de forma automática repele y destruye
cuando “detecta” incumplimiento de la misma.
Dios no quería destruirnos. El encontró dentro
de la humanidad, personas que anhelaban ser justas y que se daban cuenta que no
lo eran, pero buscaban la forma de serlo. Buscaban a Dios. Y a lo largo de la
primera parte de la Biblia, llamada el “Antiguo Pacto o Testamento”, Dios tuvo
relación y revelación a través de ellas, de lo cual ha dejado testimonio en
ella.
Pero es cuando la revelación de Dios culmina en
la mayor obra realizada a favor de la humanidad, en ese amor al mundo, que fue
cuando el se manifestó en carne, y nació como humano entre nosotros y a pesar
de ser Dios, se hizo hombre y siervo de hombres, llegando sin pecado hasta la
muerte en el madero, para ser el que nos justifica y por medio del cual podemos
nacer de nuevo, es decir adquirir la identidad de Dios que perdimos al
principio de los tiempos y que Jesucristo ha traído de nuevo a nosotros, en un
proceso que va desde su nacimiento, su vida, su muerte, su resurrección y su
entrada a los cielos, hasta que vuelva en lo que llamamos “La Segunda Venida”.
Mientras es enviado el Espíritu Santo, que
puede estar en todos y puede ayudarnos, consolarnos y guiarnos en nuestra nueva
identidad y en la tremenda lucha que mantenemos mientras nos despojamos de la
vieja identidad (el viejo hombre) cuyo ejemplo, como si de ropajes se tratara,
lo simboliza muy bien
Efesios
4:22 En cuanto a la pasada manera de
vivir, despojaos del viejo hombre,
que está viciado conforme a los deseos engañosos,
Efe
4:23 y renovaos en el espíritu de vuestra
mente,
Efe 4:24 y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad.
Pareciera mentira pero en la realidad efectiva,
quitarse los ropajes del viejo hombre es una labor que también se la denomina
de muerte, haciendo un detalle de algunas de las cosas (pecados) que forman
parte del vestido (de la naturaleza) del viejo hombre…
Col
3:5 Haced
morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;
Col
3:6 cosas por las cuales la ira de Dios
viene sobre los hijos de desobediencia,
Col
3:7 en las cuales vosotros también
anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.
Col
3:8 Pero ahora dejad también vosotros
todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de
vuestra boca.
Col
3:9 No mintáis los unos a los otros,
habiéndoos despojado del viejo hombre(B) con sus hechos,
Col
3:10 y revestido del nuevo,(C) el cual
conforme a la imagen del que lo creó(D) se va renovando hasta el conocimiento
pleno,
Col
3:11 donde no hay griego ni judío,
circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que
Cristo es el todo, y en todos.
Col
3:12 Vestíos, pues, como escogidos de
Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad,
de mansedumbre, de paciencia;
Para ello tenemos que tener en nosotros “la
genética de Dios” que se obtiene por el nuevo nacimiento y del que se nos habla
y enseña de forma amplia en la Palabra de Dios
Juan 3:1 Había un hombre de los fariseos que se
llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
Jua
3:2 Este vino a Jesús de noche, y le
dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede
hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Jua
3:3 Respondió Jesús y le dijo: De
cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Jua
3:4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un
hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de
su madre, y nacer?
Jua
3:5 Respondió Jesús: De cierto, de
cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar
en el reino de Dios.
Jua
3:6 Lo que es nacido de la carne, carne
es; y lo que es nacido del Espíritu,[a] espíritu es.
Jua
3:7 No te maravilles de que te dije: Os
es necesario nacer de nuevo.
Jua 3:8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su
sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu
Cuando este principal de los judíos, Nicodemo,
escuchó lo de nacer de nuevo, se hizo un grandísimo lío. Pero Jesucristo se lo
explicó muy bien, pues no se trataba de un nacimiento a la forma humana, sino
un nacimiento espiritual en el que no intervenían carne ni sangre, varón o
mujer, sino Dios mismo…
Juan 1:12-13 Mas a todos los que le recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no
son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón,
sino de Dios.
Este nacimiento nuevo solo se produce cuando
creemos en Dios, nos damos cuenta que somos pecadores y nos arrepentimos,
confesando que lo somos y nuestros pecados y nos comprometemos a seguir a
Jesucristo como Salvador y Señor, siendo su sangre la que nos limpia de
nuestros pecados delante de Dios nuestro Padre. Entonces nos convertimos en
hijos de Dios. Antes éramos creación de Dios condenados a morir, pero es
Jesucristo quien nos da y sigue dando la vida.
Y es en este momento donde comienza nuestra
PERTENECIA A LA FAMILIA DE DIOS, la iglesia, y podemos decir que SOMOS HIJOS DE
DIOS.
No lo somos porque pertenecemos a esta u otra
iglesia o religión, lo somos porque pertenecemos a Dios nuestro Padre como
hijos y estamos dispuestos a aprender a vivir como hijos de Dios a lo cual nos
ayudará, por supuesto, el Espíritu Santo, y nosotros debemos entregarnos a esta
nueva familia de cuerpo alma y espíritu, como decía anteriormente,
despojándonos delo viejo y vistiéndonos de lo nuevo.
¡Ojala esto fuera cosa de un día o una semana o
un año….! Pero esto es un cambio de toda nuestra vida hasta que vayamos a Él o Él
venga y entonces seremos transformados a nuestra identidad permanente, como
hijos de Dios despojados totalmente de lo viejo para vivir eternamente con Él.
Nuestra vieja vida, creció en un ambiente ajeno
al Reino de los cielos dando frutos pecaminosos. Ahora Dios nos injertado en
una nueva vida, la cual da fruto para vida y para vida eterna.
Es por ello que es tan importante y necesario
que SEPAMOS A QUIEN PERTENECEMOS. Reforzarse en la idea de que por pertenecer a
un país u a otro, es lo mejor, o a una religión u otra, en la que nos afirmamos
como única verdad, no hace más que reforzar las vestiduras del viejo hombre,
las costumbre adquiridas del árbol del bien y del mal.
1Ts
5:8 Pero nosotros, que somos del día,
seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la
esperanza de salvación como yelmo.
1Ts
5:23 Y el mismo Dios de paz os
santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea
guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
e_2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa,(E) pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
1Pe_2:10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo,
pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado
misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
Es tremendo, lo que éramos y lo que ahora somos…
Efe_2:3 entre los cuales también todos nosotros
vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de
la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Antes éramos “hijos de ira” pero gracias a
Jesucristo, dándonos cuenta dónde estábamos nos hemos arrepentido delante de
Dios y hemos confesado que soy pecador y que necesito a Jesucristo y, hehco de
todo corazón, ha producido el nuevo nacimiento que me hace HIJO DE DIOS.
Por favor, tú que estás leyendo esto, dedica
unos momentos a hacer un análisis de ti mismo. ¿Te consideras un hijo de Dios?
No digo una persona religiosa que va a
misa o al culto siempre o de vez en cuando, no que eres una persona que “no
hace mal a nadie” o “soy un buen padre, un buen ciudadano, no robo, no mato,
hago el bien que puedo…” Estupendo…pero ¿has guardado TODOS los mandamientos de
Dios siempre, pues solo uno que cometas estás en pecado y solo Jesucristo puede
perdonarte y limpiarte con su sangre. Si no lo has hecho entrégale tu vida al
Señor Jesucristo ahroa mismo con el compromiso de seguir buscándole cada día de
tu vida. Dios te bendiga.
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