domingo, 22 de marzo de 2020

PERTENECER + SER = HACER


    Como cristianos y parte de la iglesia local, tenemos que ser conscientes de a quién pertenecemos, quiénes somos y que tenemos que hacer en este mundo.

   Podríamos decirlo  de otra manera. Nacemos, nos desarrollamos y vamos haciendo de acuerdo a nuestro origen y desarrollo. Un manzano, pertenece a la familia de los frutales manzanos y hay muchas variedades de manzanas, pero son manzanas, se desarrollan como manzanas y sus simientes producen manzanas. Nada de ellas puede producir naranjas o ciruelas u otra fruta.

  Nosotros nacemos como seres humanos, en diferentes etnias, familias, pero somos humanos, sea que el color de nuestra piel tenga tonos más blancos o más oscuros, pero somos humanos. Cuando la Palabra de Dios dice que “…de tal manera amó Dios al mundo” por mundo está englobadas todas las etnias no importa en el lugar del planeta donde se encuentren.

El mundo y las personas  según las etnias y culturas difieren bastante en muchas cosas respecto a su relación con el mundo que nos rodea, Dios, familia y sociedad. En el proceso humano nacemos en determinada familia, la cual está en determinado lugar, que así mismo tiene una determinada cultura con unas convicciones morales y espirituales concretas, una forma de hablar (idioma) y una forma de pensar con respecto a sí mismo y a todo lo que le rodea.

Según la edad y la capacidad de recibir y lo recibido se va formando una identidad personal, pero no exenta de rasgos de otras identidades, comenzando por los rasgos fisiológicos e incluso con formas de comportamiento similares a sus ascendientes. Esto le da una identidad respecto a su familia biológica y al entorno donde crece y aprende, en el desarrollo, como digo, de esa identidad personal y única, participando de una manera u otra en el sostenimiento de todo ello y de la aportación de nuevos seres que vayan aumentando y preservando el árbol genealógico.

Es por ello que todos tenemos una identidad dentro del amplio espectro humano, pero nuestra identidad espiritual no está adecuada a la naturaleza original que Dios quería que cada uno de nosotros tuviéramos. La causa de todo esto es lo que llamamos “la caída” que representa la desobediencia de nuestra primera familia humana, a Dios, sobre un tema muy importante en ese momento. El árbol del bien y del mal. No se debería comer, pero ellos Adán y Eva, lo comieron bajo el engaño del diablo a quien si obedecieron cuando les dijo “comed” y por tanto desobedecieron a Dios que les había dicho “no comáis”

En el momento que comieron su estructura humana cambio en muchos aspectos, nacimientos con dolor, tierra difícil de cultivar, sudor, lágrimas, y una serie de ofrendas a causa de ser pecadores y cometer pecados, para evitar ser destruidos totalmente por Dios, el cual ya había comenzado su plan para volver todo al sitio original. Pero este volver, en término de tiempo solar y con respecto al tiempo de vida de los humanos, el cual fue descendiendo, para nosotros se volvió “largo tiempo” aunque para Dios no lo es, si contamos a la manera de Él…

Sal_90:4  Porque mil años delante de tus ojos
 Son como el día de ayer, que pasó,
 Y como una de las vigilias de la noche.

2Pe_3:8  Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para
con el Señor un día es como mil años,
y mil años como un día

El tiempo de Dios no es nuestro tiempo. De ahí que cuando Él está considerando ciertos temas, para nosotros siempre es tarde, pero Él nunca se atrás. El es perfecto en todos sus caminos.

2 Sa 22:31  En cuanto a Dios, perfecto es su camino,

Su plan, dentro de su tiempo va en hora puntual. Pero sea lo que sea, nosotros estamos aquí, “atrapados” en el tiempo solar, en el reloj y en un proceso de envejecimiento inevitable.

Pero con respecto a este tiempo que nos movemos aquí, para ser libres de la naturaleza adquirida por nuestra primera familia (Adán y Eva) que nos convirtió a todos descendientes en pecadores, debemos adquirir la naturaleza de Dios, la cual perdimos allí en los lomos de Adán y en la matriz de Eva. El pecado a distorsionado muchas cosas en nuestra vida. Incluso cuando hacemos el bien, las motivaciones son muy propias y en mayor o menor grado egoístas o simplemente humanistas, pero Dios no aparece por ningún lado. Estos es debido a que nuestra naturaleza es una naturaleza injusta y alejada del verdadero bien, que es obedecer a Dios y cumplir su Ley, una Ley que no es caprichosa ni arbitraria, sino que es protectora y unida a la naturaleza, al ser de Dios mismo, que de forma automática repele y destruye cuando “detecta” incumplimiento de la misma.

Dios no quería destruirnos. El encontró dentro de la humanidad, personas que anhelaban ser justas y que se daban cuenta que no lo eran, pero buscaban la forma de serlo. Buscaban a Dios. Y a lo largo de la primera parte de la Biblia, llamada el “Antiguo Pacto o Testamento”, Dios tuvo relación y revelación a través de ellas, de lo cual ha dejado testimonio en ella.

Pero es cuando la revelación de Dios culmina en la mayor obra realizada a favor de la humanidad, en ese amor al mundo, que fue cuando el se manifestó en carne, y nació como humano entre nosotros y a pesar de ser Dios, se hizo hombre y siervo de hombres, llegando sin pecado hasta la muerte en el madero, para ser el que nos justifica y por medio del cual podemos nacer de nuevo, es decir adquirir la identidad de Dios que perdimos al principio de los tiempos y que Jesucristo ha traído de nuevo a nosotros, en un proceso que va desde su nacimiento, su vida, su muerte, su resurrección y su entrada a los cielos, hasta que vuelva en lo que llamamos “La Segunda Venida”.
Mientras es enviado el Espíritu Santo, que puede estar en todos y puede ayudarnos, consolarnos y guiarnos en nuestra nueva identidad y en la tremenda lucha que mantenemos mientras nos despojamos de la vieja identidad (el viejo hombre) cuyo ejemplo, como si de ropajes se tratara, lo simboliza muy bien

Efesios 4:22  En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,
Efe 4:23  y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
Efe 4:24  y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Pareciera mentira pero en la realidad efectiva, quitarse los ropajes del viejo hombre es una labor que también se la denomina de muerte, haciendo un detalle de algunas de las cosas (pecados) que forman parte del vestido (de la naturaleza) del viejo hombre…

Col 3:5  Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;
Col 3:6  cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,
Col 3:7  en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.
Col 3:8  Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.
Col 3:9  No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre(B) con sus hechos,
Col 3:10  y revestido del nuevo,(C) el cual conforme a la imagen del que lo creó(D) se va renovando hasta el conocimiento pleno,
Col 3:11  donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.
Col 3:12  Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;

Para ello tenemos que tener en nosotros “la genética de Dios” que se obtiene por el nuevo nacimiento y del que se nos habla y enseña de forma amplia en la Palabra de Dios
Juan 3:1  Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
Jua 3:2  Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Jua 3:3  Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Jua 3:4  Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Jua 3:5  Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Jua 3:6  Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,[a] espíritu es.
Jua 3:7  No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
Jua 3:8  El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu

Cuando este principal de los judíos, Nicodemo, escuchó lo de nacer de nuevo, se hizo un grandísimo lío. Pero Jesucristo se lo explicó muy bien, pues no se trataba de un nacimiento a la forma humana, sino un nacimiento espiritual en el que no intervenían carne ni sangre, varón o mujer, sino Dios mismo…

Juan 1:12-13  Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Este nacimiento nuevo solo se produce cuando creemos en Dios, nos damos cuenta que somos pecadores y nos arrepentimos, confesando que lo somos y nuestros pecados y nos comprometemos a seguir a Jesucristo como Salvador y Señor, siendo su sangre la que nos limpia de nuestros pecados delante de Dios nuestro Padre. Entonces nos convertimos en hijos de Dios. Antes éramos creación de Dios condenados a morir, pero es Jesucristo quien nos da y sigue dando la vida.

Y es en este momento donde comienza nuestra PERTENECIA A LA FAMILIA DE DIOS, la iglesia, y podemos decir que SOMOS HIJOS DE DIOS.

No lo somos porque pertenecemos a esta u otra iglesia o religión, lo somos porque pertenecemos a Dios nuestro Padre como hijos y estamos dispuestos a aprender a vivir como hijos de Dios a lo cual nos ayudará, por supuesto, el Espíritu Santo, y nosotros debemos entregarnos a esta nueva familia de cuerpo alma y espíritu, como decía anteriormente, despojándonos delo viejo y vistiéndonos de lo nuevo.

¡Ojala esto fuera cosa de un día o una semana o un año….! Pero esto es un cambio de toda nuestra vida hasta que vayamos a Él o Él venga y entonces seremos transformados a nuestra identidad permanente, como hijos de Dios despojados totalmente de lo viejo para vivir eternamente con Él.

Nuestra vieja vida, creció en un ambiente ajeno al Reino de los cielos dando frutos pecaminosos. Ahora Dios nos injertado en una nueva vida, la cual da fruto para vida y para vida eterna.

Es por ello que es tan importante y necesario que SEPAMOS A QUIEN PERTENECEMOS. Reforzarse en la idea de que por pertenecer a un país u a otro, es lo mejor, o a una religión u otra, en la que nos afirmamos como única verdad, no hace más que reforzar las vestiduras del viejo hombre, las costumbre adquiridas del árbol del bien y del mal.

1Ts 5:8  Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
1Ts 5:23  Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
e_2:9  Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,(E) pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
1Pe_2:10  vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

Es tremendo, lo que éramos y lo que ahora somos…

Efe_2:3  entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

Antes éramos “hijos de ira” pero gracias a Jesucristo, dándonos cuenta dónde estábamos nos hemos arrepentido delante de Dios y hemos confesado que soy pecador y que necesito a Jesucristo y, hehco de todo corazón, ha producido el nuevo nacimiento que me hace HIJO DE DIOS.

Por favor, tú que estás leyendo esto, dedica unos momentos a hacer un análisis de ti mismo. ¿Te consideras un hijo de Dios? No digo  una persona religiosa que va a misa o al culto siempre o de vez en cuando, no que eres una persona que “no hace mal a nadie” o “soy un buen padre, un buen ciudadano, no robo, no mato, hago el bien que puedo…” Estupendo…pero ¿has guardado TODOS los mandamientos de Dios siempre, pues solo uno que cometas estás en pecado y solo Jesucristo puede perdonarte y limpiarte con su sangre. Si no lo has hecho entrégale tu vida al Señor Jesucristo ahroa mismo con el compromiso de seguir buscándole cada día de tu vida. Dios te bendiga.

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