jueves, 26 de marzo de 2020

SELAH סֶלָה‎


La palabra Selah es una palabra hebrea que aparece setenta y una veces en el libro de los Salmos y tres veces en Habacuc. Las setenta y una apariciones en Salmos ocurren dentro de treinta y nueve de los Salmos, como la palabra Selah se repite a menudo dentro del mismo Salmo.

Curiosamente no hay un acuerdo generalizado sobre el verdadero significado de esta palabra. No obstante, por deducción de dónde se encuentra situada, muchos opinan que se trata de un “silencio, reflexión o meditación” entre párrafos de los salmos, muchos de los cuales eran cantados y por tanto sería como un interludio, una parada ante un cambio de voz, detenerse y escuchar un tiempo, para poder comenzar de nuevo.

Coincidiendo con este tiempo de aislamiento a causa del coronavirus esta palabra me ha resultado muy atractiva en el sentido que mas aproximado se le da, con el debido respeto al desconocimiento de su verdadero sentido.

Desde mi punto de vista es importante “aprovechar” este tiempo, diferente, extraño, inédito, como queramos llamarlo, como si fuera un SELAH, tiempo de silencio, de reflexión, de meditación, de pararnos y escuchar lo que la vida agitada y "normal” no nos ha permitido hacer.

Las mismas calles, “hablan” de otra manera cuando escuchamos, los sonidos son muy diferentes, a veces atenuados y otras inexistentes. Las noticias son casi exclusivas en relación a un asunto concreto, la batalla contra este virus pandémico.

Por supuesto hay que evitar el introducir “sonidos” en este tiempo que no son favorables al oído. Estos son los sonidos del miedo, todavía peor, del pánico. Este tipo de sonidos no son más que ruidos perturbadores que nos impiden un SELAH adecuado, de calidad, de aprovechamiento.

El evitar el miedo, el pánico, no implica una actuación responsable y llena de precaución sobre uno mismo y sobre nuestro prójimo. Esta es la primera, entiendo yo, reflexión que debemos atender, desde una perspectiva, eso sí, equilibrada y respetuosa, pues ese miedo y ese pánico, ruidos muy molestos, pueden llevarnos a cometer errores de cálculo y de juicio muy dolorosos, para nosotros, para nuestra familia y para nuestro prójimo.

Deberíamos pues, sin miedo, sin pánico, pero con valor, hacernos preguntas que nos hagan salir de lo cotidiano, de lo hasta ahora. Preguntas que la monotonía de lo repetitivo, nos ha hecho crear espacios de seguridad y de comodidad, y éstos nos han impedido una progresión propia y general.

Esto, por supuesto estaría indicado para todos nosotros, independientemente de nuestros ideales políticos, morales y religiosos (o ateos). Podemos ser solidarios sin ser masa. La masa nos hace borregos de sí misma y nos impide esa independencia que, como seres humanos, desde mi punto de vista, creados por Dios, y con objetivos y propósitos que se extienden más allá de nuestro pequeño mundo de costumbres y de ideas.

Yo soy creyente en Dios. Soy creyente en el Dios que nos ha hablado y nos habla a través de una biblioteca que está reunida en lo que todos conocemos como la Biblia. Tengo claras muchísimas cosas en referencia a mi fe en Dios y respecto a Jesucristo como Salvador y Señor, pero esto no me hace un esclavo de estas ideas claras, creo que tengo un privilegio y este privilegio es pensar, reflexionar, meditar, y no quiero desaprovecharlo, pues el “repaso” mediante estas actitudes, creo que me llevaran a un nivel más elevado en la comprensión de Dios, de la humanidad y sobre todo, de mí mismo.

Es por ello que hago SELAH en mi vida, planteándome de nuevo el hecho de vivir y lo relacionado con ello, que por iniciativa de mi libertad interior, me lleva a elevarme hasta conceptos que antes había ignorado, incluso rechazado por idiosincrasias propias o del entorno social y educativo donde me he desarrollado.

Eso sí, tengo que evitar que mis emociones se sitúen en posiciones que me cieguen. Debo buscar primero mi libertad, a pesar del aislamiento, una libertad que debemos aprender a tener, que nos ha sido arrebatada por la falsedad de creer en “que nos falta tiempo” y estar tan atareados que hemos perdido ese buen y gran arte, exclusivo del ser humano, que es pensar.

Desde las ciencias humanas, podemos ser ayudados a llenar nuestros pensamientos de ideas excelentes que otros han aportado y que han expresado en palabras dichas o escritas. Podemos aprender mas sobre nuestro mundo, hasta el nivel que este preciso momento conocemos. Y es y será ilustrativo y formativo, pero todo ellos estará bajo la capa de un cielo y Universo al que nos atrevemos de hacerle hipótesis sobre todo él, pero que todavía es muy lejano para nuestra comprensión y entendimiento.

Es por ello, que además del propio enriquecimiento que podemos conseguir en un silencio reflexivo, y el que podamos añadir con el pensamiento de otros, quisiera invitar a todos a realizar, con esa libertad de nosotros mismos, una reflexión sobre nuestro futuro más allá de lo humano, no desechando de entrada este paradigma por el hecho que siempre lo he rechazado y dando la oportunidad a mi propio ser de explorar mas allá de lo que hemos podido percibir, por los unos y por los otros, respecto a este mundo, su procedencia y su destino.

Y nos corresponde hacerlo porque nosotros estamos en él. El mundo del que no podemos bajarnos, pero que sin usar microscopios o telescopios, dada nuestra capacidad de pensamiento, el tiempo SELAH nos permita examinar este tratado que va mas allá de lo visible, mostrándonos la realidad que nuestros ojos no pueden ver y nuestros sentidos percibir, pero que no por eso dejan de ser realidad.

Yo creo que somos cuerpo, alma y espíritu. Todos, sin importar la etnia. Por tanto nuestras capacidades son muy similares, al margen de su alcance. Quizás nos sea difícil entender temas como la física cuántica, pues nuestros cerebros no llegan a tanto. Pero puedo aseguraros que elementos mas complicados en este Universo, relacionados con nosotros y lo que somos en nuestra existencia, desde un plano espiritual, todos podemos, si queremos, adentrarnos en el mundo de la fe, pues Dios, en eso nos lo ha puesto fácil, ya que Él mismo nos dijo cuando estuvo aquí, en la tierra, que “de los niños es el Reino de los Cielos”

Y dicho eso, nos invitó a hacernos como niños para poder entender lo que creemos tan complicado, pero que no lo es, pues si no, no hubiera dicho Jesucristo que nos hiciéramos como niños. El sabio debe hacerse niño y el no sabio también, para entender mas allá de nuestro cuerpo y de nuestra alma, dejando que éstos con nuestro espíritu penetre en el mundo de Dios mediante el sencillo acto de la fe.

Os invito a hacer SELAH en estos difíciles momentos, convirtiéndolos en momentos de enriquecimiento y de logros espirituales, tanto los que creemos, como los que no creen, dejando que ahora no sea el COVID-19 quien rija nuestros pensamientos, sino que mediante la pausa, la reflexión y meditación podamos entrar en una dimensión diferente, que no nos estorba para seguir viviendo en este mundo, todo lo contrario, lo hace más rico para uno, para la familia y para todos.

Dios nos ayude y bendiga en este propósito.

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