La palabra
Selah es una palabra hebrea que aparece setenta y una veces en el libro de los
Salmos y tres veces en Habacuc. Las setenta y una apariciones en Salmos ocurren
dentro de treinta y nueve de los Salmos, como la palabra Selah se repite a
menudo dentro del mismo Salmo.
Curiosamente
no hay un acuerdo generalizado sobre el verdadero significado de esta palabra.
No obstante, por deducción de dónde se encuentra situada, muchos opinan que se
trata de un “silencio, reflexión o meditación” entre párrafos de los salmos,
muchos de los cuales eran cantados y por tanto sería como un interludio, una
parada ante un cambio de voz, detenerse y escuchar un tiempo, para poder
comenzar de nuevo.
Coincidiendo
con este tiempo de aislamiento a causa del coronavirus esta palabra me ha
resultado muy atractiva en el sentido que mas aproximado se le da, con el
debido respeto al desconocimiento de su verdadero sentido.
Desde mi
punto de vista es importante “aprovechar” este tiempo, diferente, extraño,
inédito, como queramos llamarlo, como si fuera un SELAH, tiempo de silencio, de
reflexión, de meditación, de pararnos y escuchar lo que la vida agitada y "normal” no nos ha permitido hacer.
Las mismas
calles, “hablan” de otra manera cuando escuchamos, los sonidos son muy
diferentes, a veces atenuados y otras inexistentes. Las noticias son casi
exclusivas en relación a un asunto concreto, la batalla contra este virus pandémico.
Por supuesto
hay que evitar el introducir “sonidos” en este tiempo que no son favorables al oído.
Estos son los sonidos del miedo, todavía peor, del pánico. Este tipo de sonidos
no son más que ruidos perturbadores que nos impiden un SELAH adecuado, de
calidad, de aprovechamiento.
El evitar el
miedo, el pánico, no implica una actuación responsable y llena de precaución
sobre uno mismo y sobre nuestro prójimo. Esta es la primera, entiendo yo,
reflexión que debemos atender, desde una perspectiva, eso sí, equilibrada y
respetuosa, pues ese miedo y ese pánico, ruidos muy molestos, pueden llevarnos
a cometer errores de cálculo y de juicio muy dolorosos, para nosotros, para
nuestra familia y para nuestro prójimo.
Deberíamos
pues, sin miedo, sin pánico, pero con valor, hacernos preguntas que nos hagan
salir de lo cotidiano, de lo hasta ahora. Preguntas que la monotonía de lo
repetitivo, nos ha hecho crear espacios de seguridad y de comodidad, y éstos
nos han impedido una progresión propia y general.
Esto, por
supuesto estaría indicado para todos nosotros, independientemente de nuestros
ideales políticos, morales y religiosos (o ateos). Podemos ser solidarios sin
ser masa. La masa nos hace borregos de sí misma y nos impide esa independencia
que, como seres humanos, desde mi punto de vista, creados por Dios, y con
objetivos y propósitos que se extienden más allá de nuestro pequeño mundo de
costumbres y de ideas.
Yo soy
creyente en Dios. Soy creyente en el Dios que nos ha hablado y nos habla a
través de una biblioteca que está reunida en lo que todos conocemos como la
Biblia. Tengo claras muchísimas cosas en referencia a mi fe en Dios y respecto
a Jesucristo como Salvador y Señor, pero esto no me hace un esclavo de estas
ideas claras, creo que tengo un privilegio y este privilegio es pensar, reflexionar,
meditar, y no quiero desaprovecharlo, pues el “repaso” mediante estas
actitudes, creo que me llevaran a un nivel más elevado en la comprensión de
Dios, de la humanidad y sobre todo, de mí mismo.
Es por ello
que hago SELAH en mi vida, planteándome de nuevo el hecho de vivir y lo
relacionado con ello, que por iniciativa de mi libertad interior, me lleva a
elevarme hasta conceptos que antes había ignorado, incluso rechazado por idiosincrasias
propias o del entorno social y educativo donde me he desarrollado.
Eso sí,
tengo que evitar que mis emociones se sitúen en posiciones que me cieguen. Debo
buscar primero mi libertad, a pesar del aislamiento, una libertad que debemos
aprender a tener, que nos ha sido arrebatada por la falsedad de creer en “que
nos falta tiempo” y estar tan atareados que hemos perdido ese buen y gran arte,
exclusivo del ser humano, que es pensar.
Desde las
ciencias humanas, podemos ser ayudados a llenar nuestros pensamientos de ideas
excelentes que otros han aportado y que han expresado en palabras dichas o
escritas. Podemos aprender mas sobre nuestro mundo, hasta el nivel que este
preciso momento conocemos. Y es y será ilustrativo y formativo, pero todo ellos
estará bajo la capa de un cielo y Universo al que nos atrevemos de hacerle
hipótesis sobre todo él, pero que todavía es muy lejano para nuestra
comprensión y entendimiento.
Es por ello,
que además del propio enriquecimiento que podemos conseguir en un silencio
reflexivo, y el que podamos añadir con el pensamiento de otros, quisiera
invitar a todos a realizar, con esa libertad de nosotros mismos, una reflexión
sobre nuestro futuro más allá de lo humano, no desechando de entrada este
paradigma por el hecho que siempre lo he rechazado y dando la oportunidad a mi
propio ser de explorar mas allá de lo que hemos podido percibir, por los unos y
por los otros, respecto a este mundo, su procedencia y su destino.
Y nos
corresponde hacerlo porque nosotros estamos en él. El mundo del que no podemos
bajarnos, pero que sin usar microscopios o telescopios, dada nuestra capacidad
de pensamiento, el tiempo SELAH nos permita examinar este tratado que va mas
allá de lo visible, mostrándonos la realidad que nuestros ojos no pueden ver y
nuestros sentidos percibir, pero que no por eso dejan de ser realidad.
Yo creo que
somos cuerpo, alma y espíritu. Todos, sin importar la etnia. Por tanto nuestras
capacidades son muy similares, al margen de su alcance. Quizás nos sea difícil
entender temas como la física cuántica, pues nuestros cerebros no llegan a
tanto. Pero puedo aseguraros que elementos mas complicados en este Universo,
relacionados con nosotros y lo que somos en nuestra existencia, desde un plano
espiritual, todos podemos, si queremos, adentrarnos en el mundo de la fe, pues
Dios, en eso nos lo ha puesto fácil, ya que Él mismo nos dijo cuando estuvo
aquí, en la tierra, que “de los niños es el Reino de los Cielos”
Y dicho eso,
nos invitó a hacernos como niños para poder entender lo que creemos tan
complicado, pero que no lo es, pues si no, no hubiera dicho Jesucristo que nos
hiciéramos como niños. El sabio debe hacerse niño y el no sabio también, para
entender mas allá de nuestro cuerpo y de nuestra alma, dejando que éstos con nuestro
espíritu penetre en el mundo de Dios mediante el sencillo acto de la fe.
Os invito a
hacer SELAH en estos difíciles momentos, convirtiéndolos en momentos de
enriquecimiento y de logros espirituales, tanto los que creemos, como los que
no creen, dejando que ahora no sea el COVID-19 quien rija nuestros
pensamientos, sino que mediante la pausa, la reflexión y meditación podamos
entrar en una dimensión diferente, que no nos estorba para seguir viviendo en
este mundo, todo lo contrario, lo hace más rico para uno, para la familia y
para todos.
Dios nos
ayude y bendiga en este propósito.
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