El Señor, como MI PASTOR es CONSOLADOR y ME CONSUELA
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: (Jua 14:16)”
Nuestro Señor Jesucristo, el Gran Pastor, se preocupa por
nosotros para que podamos ser consolados cuando lo necesitamos.
En ocasiones, el dolor es tan grande, que no hay nada que
pueda consolarnos en este mundo, es el caso de Jacob, cuando sus hijos le
mintieron, haciéndole cree que su hijo amado José había muerto despedazado por
una fiera…
Gén 37:31-35
Entonces tomaron ellos la túnica de José, y
degollaron un cabrito de las cabras, y tiñeron la túnica con la sangre; (32) y enviaron la túnica de colores y la trajeron a su padre, y dijeron: Esto hemos hallado; reconoce
ahora si es la túnica de tu hijo, o no. (33)
Y él la reconoció, y dijo: La túnica de mi
hijo es; alguna mala bestia lo devoró; José ha sido despedazado. (34) Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre sus lomos, y guardó luto por su hijo
muchos días. (35)
Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo;
mas él no quiso recibir
consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo
hasta el Seol. Y lo lloró su padre.
El profeta Zacarías les dice al pueblo que pidan a Dios
la lluvia, pues en otras formas que han buscado (los terafines, los adivinos no
han recibido consuelo
Zac 10:1-2
Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará
relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada
uno. (2) Porque los terafines han dado vanos
oráculos, y los adivinos han visto mentira, han hablado
sueños vanos, y vano es su consuelo; por lo cual el pueblo vaga como
ovejas, y sufre porque no tiene pastor.
El salmista recurre a Dios ante una situación que vive y
que le produce desconsuelo, busca en Él el verdadero consuelo y para ello
recuerda todo lo que Dios hizo por Israel y esto lo llena de consuelo
Sal 77:2
Al Señor busqué en el día de mi angustia;
Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso;
Mi alma rehusaba consuelo.
Esta es la manera que debemos recurrir también para
buscar el consuelo que Dios tiene para nosotros: EN SU PALABRA
Sal 119:49-51
Acuérdate de la palabra dada a tu siervo,
En la cual me has hecho esperar. (50)
Ella es mi consuelo en mi aflicción,
Porque tu dicho me ha vivificado
La desobediencia de Israel y el castigo que Dios impone a
todos, incluidos los justos, no es para siempre el tienen preparado también
consuelo, y si leemos, lo hace pastoreando:
Isa 57:18
He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y
le daré consuelo a él y a sus enlutados;
En el Nuevo Testamento hay una advertencia que aunque está muy concretada
sobre las riquezas, creo que se puede extender a todo aquello que en este mundo
buscamos para que nos consuele y que puede serf also Consuelo.
Luc 6:24
Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis
vuestro consuelo.
Y por ultimo podemos leer un texto biblico que creo es una referencia en
cuanto al trabajo que hace Dios para consolarnos, en nuestros desconsuelos.
2Co 1:3-11
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, (4) el cual nos consuela en todas
nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de
la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. (5) Porque de la manera que abundan en
nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el
mismo Cristo nuestra consolación. (6)
Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y
salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros
también padecemos. (7)
Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la
consolación. (8)
Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos
abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun
perdimos la esperanza de conservar la vida.
(9) Pero tuvimos en nosotros mismos
sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros
mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; (10) el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran
muerte; (11)
cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración,
para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don
concedido a nosotros por medio de muchos.
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