domingo, 25 de diciembre de 2011

NAVIDAD SI, NAVIDAD NO


Ante la multiplicación de afirmaciones y comentarios en relación a la festividad de la navidad, en los cuales se desvirtúan los valores de esta fecha y se resaltan aspectos degenerativos y paganos de la misma,  es necesario  hacer una reflexión del tema, que procure
demostrar lo verdadero y lo falso.
 ¿Se debe celebrar o proclamar el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo? ¿Es pecado celebrar el nacimiento del Señor? ¿Qué mal hace celebrarlo? ¿Qué bien hace celebrarlo?
Lo bíblico acerca del nacimiento.
Primeramente es necesario deslindar y separar los hechos reales de la historia del nacimiento del Señor Jesús, de los mitos y tradiciones  paganas.
Según las Escrituras del Nuevo Testamento, Jesús nació en el pueblito de Belén de Judea, en la Palestina romana gobernada por el rey Herodes el Grande y bajo el imperio de Augusto César.
 Su nacimiento ocurrió en el seno de una familia judía pobre que descendían del rey David. María su madre y José su esposo estaban alojados temporalmente en un establo a causa de carecer de otro hospedaje debido al censo de población. Al nacer Jesús fue envuelto en pañales y acostado en un pesebre, lugar de comida de los animales. Esa misma noche ángeles de Dios aparecieron a un grupo de pastores que velaban en las colinas cercanas por sus ovejas. Los ángeles dieron el anuncio del nacimiento de un Salvador y dónde lo
encontrarían. Los pastores se dirigieron al lugar, vieron al niño, a su madre y
a José y adoraron al recién nacido.
 Meses más tarde, Dios guió desde el oriente (Babilonia o Persia) a un número indeterminado de magos (estudiosos de los astros) hacia la tierra de Palestina (Israel) por medio de la aparición de una estrella inusual. Los magos llegaron a Jerusalén buscando al rey que había nacido, pero se les señaló que debían dirigirse al pueblito de Belén en Judea, pues así lo indicaba la profecía. La estrella nuevamente les guió y los llevó a una casa donde encontraron al niño y a su madre María. Ellos se postraron ante el niño, lo adoraron y le ofrecieron valiosos regalos: oro, incienso y mirra. Después regresaron a su tierra. Esta
es en resumen la historia como está en la Biblia, en los primeros capítulos de Mateo y Lucas.
 Existen evidencias extra bíblicas de documentos de historiadores como el judío Josefo y el romano Plinio, que hablan acerca del nacimiento de Jesús. Por lo tanto el nacimiento del Señor Jesucristo es un hecho real, enmarcado en un tiempo de la historia y en un lugar geográfico. No es posible negar la historicidad de su nacimiento.
 Loque no es histórico de este nacimiento:
Primeramente los magos del oriente no visitaron al niño Jesús en el establo, sino en una casa, meses más tarde de su nacimiento.
No se conoce el tiempo exacto entre el nacimiento y la visita de los magos.
Puede haber transcurrido un año o año y meses. Por tanto la escena de los magos
adorando en el pesebre junto a los pastores es falsa. En segundo lugar, la Biblia no nos dice fecha del nacimiento, día, mes o año. Ni siquiera en cuál época del año nació. Algunos creen que no ocurrió en invierno, pues en invierno las ovejas estaban guardadas y no eran veladas en las colinas. Por lo tanto es poco probable que Jesús naciera en el mes de diciembre y un día 25. La fecha de la noche del 24-25 es una tradición antigua que no tiene fundamento histórico.
¿Debemos cambiar la fecha? Si aparecieran manuscritos antiguos que testificaran  exactamente la fecha correcta, pues sí sería lógico cambiar la celebración.
Mientras tanto no tiene sentido mover esta celebración.
 El paganismo en la navidad moderna.
La mayor parte de las naciones o algunos sectores en ellas, celebran la fecha de la navidad. Realmente no tienen por qué celebrarlo, pues en todo caso solamente tiene sentido y valor la celebración para aquellos que han reconocido al Cristo como Salvador. Todos los perdonados y salvados por la obra consumada en una cruz, de aquél memorable niño 33 años más tarde, sí tienen razones sobradas para exaltar este hecho.
 Ante todo la celebración mundana de la navidad se ha comercializado enormemente. Los comerciantes ávidos de ganar dinero han explotado todo lo posible esta fecha, llenándola de elementos que no tienen que ver con el verdadero nacimiento de Jesús. Hoy Santa Claus o Papá Noel, sustituyen al Hijo de Dios que nació en el pesebre de Belén. Nada tienen que
ver estos personajes de leyenda con Jesús. Por otro lado al árbol de navidad ha venido a sustituir en la mayoría de los lugares, el centro de la celebración.
No es que sea pecaminoso u ofensivo un árbol adornado en navidad, pero el árbol no tiene relación estrecha con la historia bíblica y no debe de ningún modo sustituir el evento del pesebre y el establo en la noche santa.
 Las comidas, cenas, platos tradicionales y música secular llamada de navidad, desvían la atención del gran acontecimiento de la encarnación del Hijo de Dios. Esa no es la manera honrosa de recordar aquel evento lleno de la presencia del Dios Santo, Creador y Sustentador del Universo.
 La celebración de nacimientos.
Algunos creyentes argumentan que no se debe celebrar el nacimiento del Señor, pues no se ordena en el Nuevo Testamento y no hay evidencia que los primeros cristianos lo celebraran. Otros seudo cristianos se oponen a toda celebración de cumpleaños pues afirman que en el cumpleaños de Herodes, este rey mandó a matar a Juan el Bautista.
 No tenemos en las Escrituras ningún indició que se nos oriente celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, como tampoco tenemos ningún indicio que prohíba celebrarlo. Tampoco  vemos algún argumento sólido basado en la Biblia, que prohíba o esté en contra de la celebración del cumpleaños o nacimiento de nuestros hijos, nietos o demás familiares. Por tanto no hay base bíblica para combatir la celebración correcta y proclamación gloriosa de la verdadera navidad o natividad.
 La himnología grandiosa que proclama al Salvador.  La
recordación de la navidad ha sido a través de muchos siglos de inspiración a gran número de hombres y mujeres de Dios para componer una vasta himnología y cancionero que proclama el glorioso acontecimiento y que exalta al Rey de reyes y Señor de señores. Cantos tales como “Venid Fieles Todos”, “Santa la Noche”, “Suenen Dulces Himnos”, “Noche de Paz” y cientos más, han sido de bendición a millones de cristianos a través del mundo por muchas generaciones. Innumerables poemas y dramas navideños exaltan la persona del Hijo de Dios y han servido para traer a pecadores a los pies de Cristo. ¿Por qué negar este hecho? ¿Por qué combatir algo que sí ha traído bendición sobre el pueblo de Dios y los verdaderos cristianos?
La oportunidad de un testimonio de vida y poder. Si alguien no desea celebrar la fecha de la navidad, que no la celebre; pero que se siente y medite antes de combatirla y acusar a sus hermanos cristianos que sí la celebran, no como el mundo pagano, sino en el
Espíritu de Dios.
 Celebrar correctamente el nacimiento del Señor es proclamar ante el mundo que ha venido un Salvador, Cristo el Señor. Es decirle a una humanidad desorientada y pecadora que Dios tiene un deseo de “paz y buena voluntad para todos los hombres”. Celebrar la navidad es contar esta bella historia y llamar a los hombres al arrepentimiento. Es renovar en los cristianos y las iglesias el amor los unos por los otros y mostrar compasión por los necesitados y pobres de nuestras comunidades. Es expresarle a nuestro Padre celestial toda nuestra gratitud por el gran regalo de su Hijo.
REVISTA OBRERO CRISTIANO

No hay comentarios:

Publicar un comentario