Dar testimonio de la existencia de Dios, siempre ha sido bastante complicado para el creyente. Me vais a permitir que os cuente que para mi el milagro de la resurrección de Lázaro que nos cuentan el evangelio de S. Juan en el capítulo 11, siempre me ha producido una sensación de tremenda tristeza, en lo que respecta a la reacción de algunos de los que estaban presentes cuando Jesús resucitó a Lázaro.
Hasta el versículo 44 del capítulo 11 de S. Lucas, encontramos una serie de lecciones llenas de entusiasmo y vida que Jesucristo comparte para los que le oyeron y para nosotros que leemos hoy este relato.
¡Cuantas lecciones encontramos en este suceso! Y cómo se pone la piel de gallina al leerlo e imaginar como tuvo que ser en la realidad. Como Jesucristo no solo estaba pensando en ese mismo y crucial momento, también estaba pensando en ti y en mi, que ahora tenemos la oportunidad de leer lo acontecido.
Pero en el versículo 45 comienza un tramo de lectura que resulta difícil de digerir, pero necesario, pues en él se aprecia lo malo que es nuestro corazón sin Cristo y hasta donde puede llegar la maldad humana presa de sentimientos egoístas y pensando fuera de los pensamientos de Dios. Duele ver esto. Pero yo no lo veo para criticar a estos, principalmente, fariseos, que reaccionaban de la manera que leemos ante un hecho tan especial y asombroso como fue la resurrección, de Lázaro, lo miro y veo mi corazón lleno de codicia y maldad de un mundo ajeno a Dios, lleno de intereses personales y alejado del verdadero amor y la piedad que caracterizan a uno que ha permitido que Dios sea su guía, y no sus propios impulsos.
Es doloroso, pero aleccionador, pues yo me siento humillado por ser como soy y deseo con todas las fuerzas que Dios sea quien me guíe para evitar que cometa imprudencias de tan solemne desvarío.
¿Cual fue la causa de que estos fariseos, tuvieran esa reacción odiosa hacia lo realizado por Jesucristo de forma tan impresionante? Por supuesto su la raíz estaba en que se creyeron poseedores de la verdad. Ellos creyeron firmemente que el que estaba equivocado, a pesar de las señales que transmitía, era Jesucristo, y que ellos estaban en la "verdad". Cualquier descubrimiento de la, permitirme que lo diga así, la verdadera verdad puede "subirse a la cabeza" como el vino de alta graduación o tomado sin control. Debemos ser conscientes que LA VERDAD, no es nuestra es de Jesucristo, es Jesucristo: "Yo soy el camino, la VERDAD, y la vida..."
La verdad no nos pertenece hasta el punto de considerarnos emisores de ella, somos tan solo receptores y afortunados en asimilarla -hasta donde podemos- y entenderla.
Pero...¿nosotros estamos "vacunados" contra este germen de orgullo por la "verdad"? yo personalmente creo que no y que si. No, no quiero liar a nadie. Es que reconozco que en mi todavía obra ese "yo" que se apodera de todo, incluido de la "Verdad" con mayúscula y me hace ser desconfiado de mi mismo, de mis deseos y de mis emociones.
Me pregunto si hubiera estado en ese tramo de la Historia en ese lugar y tiempo que narra el versículo 45 y ss. si hubiera estado de parte de Jesucristo o de parte de los fariseos. pido misericordia a Dios para evitar que con la "doctrina" del verdadero cristiano no caiga en el mismo error que ellos cayeron, que Dios me libre e mi mismo..
Bueno pues no nos extrañemos de que personas ajenas al Evangelio - también de los de El - parezcan a veces tan "duros" a la hora de apreciar, interpretar y aplicar la "VERDAD" y evitemos esta actitud.
No obstante es bueno tener buenos argumentos para defender con humildad la VERDAD por el bien de aquellos que están equivocados y que pudieran llegar a comprenderla aún cuando ahora estén en un mar de confusiones. Por supuesto tratando que esos argumentos estén llenos de Jesucristo, no de nosotros.
Es por ello que me complace este vídeo que podéis ver y que seguro que os puede ayudar, primero a reforzar vuestra fe y segundo a diagnosticar los argumentos, a veces faltos de fuerza, que utilizan personas de nuestro mismo mundo.
Gracias a quien lo elaboró y a quien me lo hizo llegar.
"Padre nuestro, te ruego que sigas teniendo misericordia de todos nosotros, no solo tus hijos, también aquellos que tienen que llegar a serlo, para que descubran la VERDAD, se y nos, humillen y humillemos ante ella y digamos "siervo inútil soy, solo alabo a mi Señor" para que Tu Verdad ilumine el Camino, en el Nombre de Jesucristo AMÉN."
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