En esos momentos lo que tenemos y ofrecemos es lo mejor.
Observamos las personas, vemos sus "necesidades" muchas de ellas no lo son, pero emocionalmente lo parecen, y de acuerdo a esas necesidades ofrecemos, con el objetivo de conseguir...
Me he fijado en un tipo de anuncio, con motivo de las vacaciones de Semana Santa se está anunciado, en el que ofrecen dos alternativas de turismo, el turismo de "placer" y el turismo "devocional".
El turismo de placer se da a entender como en el que uno va a divertirse, con mejor o peor intención pero sin pensar en nada de cosas espirituales. Por otra parte el turismo devocional es aquel que uno viaja pero va a visitar o por lo menos compatibilizar visitas de toda la parafernalia religiosa que se ofrece en los distintos lugares, aprovechados para atraer a los turistas y así poder obtener euros en los diferentes servicios del lugar,Hoteles, restaurantes, bares, etc.
Y así en esta España de nuestra, se puede convivir tranquilamente en esa dicotomía extraña entre lo placentero y lo devocional, como una de cal y otra de arena para la carne y para el espíritu, pues es necesario tener contentos a los dos, a la carne y al espíritu humanos.
Que diferente se expresa la Revelación de las intenciones de Dios. Y no nos engañemos, la Revelación de Dios principal es la Biblia, en ella están las intenciones, muy buenas, por cierto, de Dios para los hombres, pero nosotros hemos ignorado esta Revelación la hemos puesto en observación y juzgada, lamentablemente hemos sacado tan diversas conclusiones, desde aquellas que la anulan, no aceptándola como palabra de Dios hasta las que legalizan peligrosamente su contenido.
Pero en esta confusión interpretativa de la verdadera devoción (espiritualidad cristiana) hemos, también, fabricado nuestros propios "dioses" nuestras formas de llegar a Dios - aunque no lleguemos - nuestras formas de ver las cosas, ignorando la seriedad del asunto relacionado con nuestra relación humana con Dios.
Y hasta ese punto hemos llegado al "turismo devocional" compartiendo el goce de la carne con el goce del espíritu, como si tal cosa fueran compatibles. Una dualidad difícil de compaginar, pero que los alquimistas religiosos y mundanos han conseguido aunar en una alquimia prodigiosa pero exenta de la realidad de la verdad, verdad que no son muchas, es una única y verdadera y esta proviene de Dios y no tenemos ningún derecho a torcerla para conseguir nuestros propios beneficios.
Lejos de animarnos a dar goce a la carne, Dios nos dice que "debe morir", pues es un tremendo impedimento para la verdadera devoción. Cuando se produce el intento de satisfacer a ambos extremos: carne-espíritu, estamos en una tremenda vacuidad, en un tremendo desierto, perdidos y entonces corremos el peligro de interpretar como espiritual lo que es carnal y al revés.
Aunque no pretendo, en este momento hacer un estudio sobre este tema, si deseo aportar unas magníficas palabras del Apóstol Pablo a los Corintios que cito a continuación:
" lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual."Acomodar" lo espiritual a lo espiritual" sin mezclas..."Al pan pan y al vino, vino" porque
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1Co 2:13-14" (Las cursivas son mías)
el hombre natural "no percibe" las cosas espirituales.
Oler la comida y pensar que ya uno ha comido es mas real, que intentar sentirse satisfecho porque uno ha dado ala carne un pedazo de lo que quería y al espíritu otro pedazo para que ambos estén contentos. Nos engañamos en tal operación.
O estamos alimentado a la "carne" o estamos alimentando al "espíritu" ambos son contrarios entre sí.
Por lo demás que Dios nos de entendimiento en todo.
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