lunes, 15 de octubre de 2012

EL BUQUÉ DE LA PALABRA DE DIOS

   La vajilla fina, en especial la de cristal, exige un tratamiento muy delicado. Supuestamente fue fabricada con esa toque de perfección, que casi nos exige una respuesta en nuestro trato a la misma de mayor exquisitez de lo que pudiéramos tener con otro tipo de vajillas, aunque de cristal, pero con una "rudeza" en su composición que nos permite ser mas "descuidados" y menos delicados en su trato, y eso no impide que esta vajilla pueda hacer su servicio, una y otra vez durante tiempo y tiempo, casi hasta cansarse.
   El tipo de vajilla delicado, ofrece muchas ventajas, a pesar de su fineza. Normalmente esta vajilla está estudiada para añadir una elemento mas a la bebida ó al alimento que en ella se depositará para el aprecio del paladar de quien lo saboree. 
   Por lo general no se utilizará, por ejemplo una copa concreta, para derramar en ella cualquier tipo de caldo de uva, vulgar y sin buqué selecto y digno de tal copa.
   El artesano puso mucho cuidado en sus medidas, su capacidad, su curvatura, el grosor de cristal, la claridad del mismo, el tamaña del asidero tanto en su lado estrecho como en la parte de apoyo, de forma que, el usuario, sobre todo el conocer de su uso, pueda disfrutar mediante la copa, su manejo , su entretenimiento en olerlo, ver su color comprobar sus sabores, deleitarse dejándolo deslizarse por su fino paladar, desnudando a tal preciado y bien elaborado fruto de la vid, que junto a la también fina y bien elaborada copa que ahora lo sustenta, puedan unirse para producir ese "placer" del paladar que Dios nos ha dado para disfrutar, quien sabe hacerlo de estos manjares, muchas veces no al alcance de cualquiera. 
  Por otra parte veamos beber al tosco, al no conocedor de la diferencia de un buen y un mal o vino corriente, no le vamos a dejar sin la copa deleitosa que le añade al vino el virtuosismo que el vino de tal clase se merece, no dejemos que vea como con sutileza, el camarero llena su copa, conocedor que que tanto el vino que ha derramado como la copa donde se han derramado, son inigualables, llenos de una profunda pasión, de una particular pasión que pueden hacer disfrutar al paladar mas exigente...Pero cuando este hombre que  no se permite preguntarse si hay alguna diferencia entre este vino servido con tal calidez, como nunca vio,  y el que se sirve de cualquier manera descuidadamente en la taberna, y cree que tanto el uno como el otro son solo eso para beber..."tragar" "engullir" si me permitís la pincelada de horror de tal desatino, y lo bebe sin contemplaciones, solo la pena de los que conociendo lo que se está perdiendo con esta forma, la extraña punzada de ver que ese bebedor sin paladar a hecho con esa bebida de tal calidad dedicada al disfrute y comedida cantidad, pues la cual no ha sido destinada para el borracho o el paladar áspero y analfabeto en su conocimiento, si mas bien para aquellos que pueden paladear el buen fruto de la viña, esmerado y selectamente cuidado, para hacer alcanzar esa misma expresión que no pudo por menos manifestar el maestresala cuando la Biblia nos habla, después del milagro al convertir el agua en vino por parte de Jesucristo, Al reseñar María su madre, que faltaba este elemento indispensable en una fiesta de bodas,  como digo, el maestresala felicitó al novio, creyendo que había sido una actuación deliberada del mismo, al guardar el "buen vino" para ultima hora, al contrario de lo que habitualmente, parece que se hacía en los banquetes de nupcias, que el mejor vino se servía al principio y luego se rebajaba su calidad, una vez la gente hubiera perdido el gusto del paladar.
   ¡Qué buen vino tuvo que ser el que tuvieron el privilegio de probar los invitados a aquella boda de Canaan, realizado por el Creador!
   Pero si me lo permitís voy a cambiar el vino, el buen vino por la Palabra, la Palabra de Dios, de la que se nos dice que cielos y tierra pasaran pero que ella no pasará, dándonos a entender que es al tan perfecto que no puede consumirse con lo imperfecto del mundo, a causa del pecado.
   Y como uno se siente triste cuando la Palabra -el vino selecto - servido en copas preparadas por el Espíritu Santo, no es valorado por aquellos, algunos, que no saben valorarla y la toman como una Palabra mas, sea de un cuento, sea de un libro mortal, por muy buen argumento y composición que tenga, pero que su "buqué" no es el de la Palabra de Dios, pues ésta está preparada para, si me permitís así decirlo, "calentar" el espíritu, pues proviene del mismo Espíritu Santo de Dios, igual que el buen vino puede calentar el estómago y cuerpo de una persona sin llegar a embriagarlo, cuando éste sabe tomarlo como es debido, pues la maldición y  debilidad del pecado nos ha privado a muchos de tal beneficio terrenal, a causa de su abuso.
   Pero en este símil, continúo pues es necesario que comprendamos que la Palabra de Dios, la Biblia no es una palabra mas, por muy bella, impresionante, impactante y deliciosa que nos resulte al oírla. Esta Palabra de Dios está preparada meticulosamente por nuestro Padre y Dios, para producir en nosotros, mediante el poder del Espíritu Santo, acciones en nosotros que por su revelación se conviertan en cosas que ojo no vio ni oído ni han podido discernir hombre alguno, pero que ha sido preparada para los que quieren comprobar el "buqué" de una Palabra que ni Política ni Religión, ni Escritor ni, ni poeta, ni filósofo ni inventor han podido producir porque, lo creamos o no es INSPIRADA POR DIOS,.
   No "la traguemos" como cualquier artículo, noticias, libro, historia, etc. dejemos que haga su trabajo porque ella ES PALABRA DE VIDA ETERNA.
 

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