Yo me crié, desde niño, en una cultura donde te ocurriera lo que te ocurriera no debías llorar. Llorar es un apartado para las mujeres, no para los hombres, te decían, los hombres mas mayores. Llorar es debilidad y el hombre es "hombre" no puede no debe permitirse el ser débil. ¡Eres una nena! te insultaban si caías en la desdicha de tener que derramar alguna lágrima que otra. También: solo lloran los "mariquitas" los "hombres" de verdad no lloran. ¡ Y como afectan todos estos - y otros muchos mas - dichos que, aunque puedan estar equivocados, van formando una forma de tener que actuar, al margen del empeño y natural fuerza que uno pueda tener para hacerlo.
Y traté de cumplir este cometido desde el momento que "entendí" que me "tocaba" hacerlo pues, quisiera o no reconocerlo, mi sexo, varón, me obligaba a ser así. Si a esto añadimos estos tiempos que a nuestra generación -posguerra española- nos tocó vivir y que, por cierto se alargó muchísimo, dado el aislamiento al que fue sometida España a causa del régimen que en esos momentos gobernaba, toda ideología estampada en los medios de entonces, fueran informativos o documentales, en el cine o en el papel, del verdadero patriota y héroe "hombre" que no se puede permitir ni las lágrimas ni el miedo -en este caso es un cobarde- solo puede entregarse hasta, si es necesario la muerte, esto añadía mas peso a una generación de hombres que le tocó nacer en esa época -no digo que mejor o peor, cada uno ha tenido lo suyo - pero que tenía que convertirse en un "hombre" de acuerdo a las normas impuestas por una sociedad en unas circunstancias concretas.
Pero yo vi a hombres llorar, aunque pensaba entre mí, "no han aprendido a ser hombres".
El mayor impacto de ver a hombres llorar fue cuando, de acuerdo a las leyes de España de mi tiempo, tuve que entregar un año y medio de mi vida al ejército, donde te enseñaban, mediante vivencias, disparos, bombas, instrucción y canciones patrióticas y guerreras, que el "ardor guerrero" es de hombres. Y yo traté de tomármelo muy en serio. Nunca lloré en el ejército, que yo recuerde.
Pero sí vi llorar a hombres como yo - entre 22 y 23 años - que lloraban, en especial antes de dormir, en los dormitorios amplios, llenos de literas y de olores de todas latitudes de España, pero también de sentimientos y de nostalgia, nostalgia humana, pues no nos debemos olvidar que el hombre es un ser humano.
Pero la sociedad, y en especial la militar, en este caso, necesitaba "ardor guerrero" no lloros, por si acaso se diera la necesidad de tener que clavar bayonetas en pechos ajenos.
El adiestramiento, por tanto no solo era físico, también lo era psicológico. Pero parece que no daba mucho resultado. Podíamos casi todos desmontar y montar nuestra arma en un tiempo récord, pero no podían, por lo menos algunos, quizás muchos, impedir que sus sentimientos les llevaran a derramar lágrimas...¿Acaso se había olvidado Dios en esos hombres quitar de sus cuerpos las zonas lacrimales para que así no tuvieran que llorar? No, los hombres, cuando se les examina, tienen en sus ojos las misma características físicas para poder llorar como lo tienen las mujeres.
Claro, el ejército no puede imaginarse a un hombre disparando a otro y a la vez llorando, o peor todavía llorando y no pudiendo disparar... pero no estoy insultando al ejército. Créeme, ellos realizan una misión dentro de este mundo caído y que bueno que no fuera necesario.
Ahora si se permiten lloros, pues hay chicas en el ejército, y supongo que nadie les dirá nada porque lloren un rato....¿no?
Ahora voy a otra. Chicas, mujeres, acaso no ha influenciado esta "norma" también en vosotras. Acaso no miráis en cierto momento con un cierto "rechazo" si veis a un hombre que llora, sobre todo si es ya algo vuestro y tiene que asumir responsabilidades, pero que el peso el pueda producir una necesidad tan natural como el lloro, para desahogarse y poder continuar. ¿Qué mujer quiere a un hombre "llorón" aunque éste, en ese momento lo necesite?
Mi forma de ver el lloro cambió cuando leí la Biblia. Cuando leí del tiempo que Jesucristo en esta tierra y encontré que "Jesús lloró" Juan 11:35
Me dí cuenta que mi Salvador, mi Señor, mi Redentor, el Mesías, el Enviado, el que supo aguantar el dolor y el sufrimiento que le llevó a la cruz, no me oculta, sean los motivos que sean, que el mostró sentimientos, es decir, que el lloró.
A partir de entonces, no me importa llorar, no me importa hacer uso de este medio con el que Dios me ha dotado para expresar sentimientos, aunque todavía, una y otra vez resuene en mi interior, una voz lejana que me diga "¡Los hombres no lloran! Pero y intento no hacerle caso y, cuando es necesario para mis emociones y sentimientos: LLORO.
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