martes, 5 de febrero de 2013

ANIMO

    Desde el mes de Diciembre de 2012, los días son muy "pesados" no quiero decir malos, quiero decir pesados. Indico con esto que cuando acaba el día - que por cierto suele terminar muy tarde para mi en estas circunstancias - me siento como si se hubieran adherido a mí fortaleza física, a mis emociones, a mis ilusiones y deseos, a mis proyectos y visión, una extraña capa de...no se que, que me hace arrastrarme mas allá del cansancio físico, emocional y psicológico y general que como ser humano compone mi persona.
   Pero curiosamente, ese bloque de cansancio no me permite conciliar el sueño - supuestamente - forma natural de corregir la cargas del día y poder empezar de forma adecuada el día siguiente, no, no puedo, estoy desvelado. Las "situaciones" se mueven a su antojo en mi y a través de mí y me producen una falta de poder de sueño, que a veces, incluso, resulta agobiadora y frustrante, pues, ¿para que está hecha la noche sino para descansar, para dormir, para recuperarse? ¿no es así?.
   El no conseguir este objetivo es verdaderamente desagradable...salvo que uno aprenda a aceptarlo y buscar formas alternativas para que la propia psiquis no se resienta, aunque por supuesto si se va resintiendo lo físico, y esto es una verdadera ventaja, pues este resentimiento o agotamiento físico, indudablemente nos lle -me lleva - a un sueño plácido y profundo en los brazos de Morfeo...¡perdón rectifico! mi fe me hace dormir placida mente en los brazos de mi Dios, mi Salvador, mi Señor: JESÚS EL CRISTO.
   Pero eso no me exime de las necesarias reflexiones sobre este estado. Hay dos cosas que, gracias a Dios, a mi naturaleza, o a como Dios me ha hecho, digo, hay dos cosas que nunca han sido perturbadas en mi vida, para bien o para menos bien: COMER Y DORMIR.
   Ningún problema, ninguna tragedia, ninguna angustia, ningún dolor - y he tenido muchísimos - han podido quitarme estos dos elementos fisiológicos y necesarios para el ser humano y otras criaturas creadas por Dios. En el comer, he podido atrasar su necesidad, bien sea por ayuno voluntario delante de Dios, o por indicación médica a causa de la salud, o, a veces, las menos, por tiempo, es decir atrasar la comida por hacer algo...incluso dejar de comer por algunos periodos de tiempo mas o menos largos por algunas de las causas antes mencionadas, o restringir la comida a unos ciertos tipos de alimentos en contra de otros...respecto al SUEÑO, algunas veces, creo que como todo ser humano, he retrasado el sueño por veladas, a veces ha si por enfermedades propias o de otros generalmente en la familia, otros casos en situaciones graves en personas por mi condición de ministro de iglesia, pero reconozco que en otros es por falta de capacidad para dormir en el momento que según la "santa" tradición social se indica, sobre todo si al día siguiente, uno se encuentra en la obligación de levantarse a una hora temprana a causa de diversas e ineludibles obligaciones.
   En estos casos últimos  reconozco que puede ser "torturante" quererse dormir y no poder, pensando en que el reloj de forma inexorable está marcando segundo a segundo, minuto a minuto y hora a ahora la aproximación del terrible ¡riiinnngggg! del despertador y otra vez ¡rinnggggg!...que no está a tono con el sueño aplicado, y que uno desearía...tener 45º de fiebre para poder reponer el sueño que no ha podido reponer durante la noche.
   Pero yo, de alguna forma, he tenido que asumir esta "disfunción" del sueño con respecto al tiempo y cumpliendo bien el mandato del Señor de : "Aprovechar bien el tiempo..." menos mal que no dice que tiempo concreto, Dios sabía que eso de no poder dormir a su hora ocurriría en ocasiones, y entonces si encontramos la tranquilidad y paciencia para ese "aprovechar el tiempo, en el tiempo que según los cánones civilizados - no tanto celestiales - uno puede cumplir el mandato, la paz que esto origina, tarde o temprano produce un apetecible y bostezador deseo de dormir, sin que el tiempo sin dormir haya sido "desaprovechado".
    Tengo que confesar que, para mi, esto no ha sido ni es fácil a veces, pero la GRACIA de Dios está en todas las partes y a todas la horas interviniendo en todo lo que nos altera, nos desequilibra, o produce tensión en nuestra vida.
   ¡Ojala que este principio ya lo estuviera aplicando a cada área de mi mortal vida...¡cuantas cosas resultarían mucho mas fáciles para vivirlas y cuantos disgustos me ahorraría - me hubiera ahorrado - si este principio de buscar la parte buena y de Dios en todo fuera la que DOMINARA todo mi ser.
    Pero no me desanimo, ¿por qué? porque Dios es mi ANIMO. Si fuera el entorno sea en circunstancias, cosas e incluso personas, el animo rodaría por los suelos...¡muchas veces con toda la razón! pero mi Señor no se molesta, no se agobia, no ve imposibles, no se hunde en la desesperación, no me exige, no de empuja, no me doblega...entiende hasta cosas mías que yo no entiendo - por supuesto menos las entienden los demás - Pero el sí y ME ANIMA.
   Por eso te invito a El, que sabe animar como ninguno, hazlo tu entrenador personal en el ánimo y déjalo que trabaje el tiempo que sea necesario...VALE LA PENA.

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