viernes, 3 de mayo de 2013

CUANDO DIOS HABLA...

 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Juan 10:3
   Dios sigue hablando hoy. El habla a su manera. Nosotros tenemos que saber sintonizarle, querer sintonizarle. No es fácil, estamos acostumbrados a los sonidos y formas de comunicación de este mundo, pero no estamos tan acostumbrados a la forma de Dios.
   Para saber como Dios habla hay que ir a Su palabra y allí, aprendemos las formas que El utiliza para hablarnos. Y El nos hablará, cuando sea necesario El nos hablará.
   Una de las cosas que me impactan del versículo que he utilizado arriba, de Juan 10:3 es que "a su ovejas llama por nombre"
   Yo me crié cerca del campo. Casi todas las tardes recuerdo cuando rebaños de ovejas volvían de haber estado pastando, pasaban por la calle donde yo vivía. Había varias señales de su paso, su ruido al caminar, algún que otro balido, su olor, y si mirabas el suelo sus deposiciones. Era difícil estar ajeno a su paso.
   También vi rebaños en el campo, pastando, algunos con el pastor ayudado por perros, otros era solo el pastor quien establecía el cuidado. Recuerdo como en alguna ocasión cuando algunas ovejas se esparcían, ver al pastor arrojar una piedra cerca donde las ovejas estaban, no les daba a ellas, pero el ruido de la piedra hacía que las ovejas volvieran a su estado normal dentro del rebaño.
   También presencié rebaños asustados, entonces el pastor tenía que trabajar mucho para poder evitar que el miedo en las ovejas hiciera que se espantaran y salieran hacia lugares peligrosos.
   Vi a ovejas muertas, y nos dijeron que el pastor también, cuando al cruzar una carretera, las ovejas se volvieron de su camino, metiéndose inesperadamente en la carretera, parece que el pastor trató de evitar el desastre, pero el mismo murió con algunas de las ovejas.
   Y así puedo recordar muchas cosas referentes a rebaños de mi ciudad, diferente la forma de llevarlos que en el Oriente, pero con muchas similitudes.
   Ahora, no recuerdo ningún pastor que hubiera puesto nombre a cada uno de las ovejas y pudiera llamarlas por su nombre. Quizás si las reconocía para algunos rasgos peculiares en cada una, pero no recuerdo que algún pastor les hubiera puesto nombre a cada una de sus ovejas. Quizás alguno lo hizo, yo no conozco.
   Pero Dios si nos conoce por nombre. El sabe cuando uno de nosotros se desvía, se aparta, hace algo que no es debido, corre peligro, etc. y puede llamarnos, advertirnos por nuestro propio nombre.
   Entonces, no es difícil que El nos hable de forma individual, personal, pues el conoce nuestro nombre. Si en una predicación se nombrara algo específico que fuera llamar nuestra atención personal para alguna persona de una congregación, seguro que esa persona se podría molestar, salvo en el caso de los elogios, pues entonces sí decimos amén a los que dicen de nosotros.
   El nos habla y doy fe de ello.
   Gracias Padre por hablarnos personalmente, mediante nuestro nombre.

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