viernes, 13 de diciembre de 2013

DURMIENDO CON EL ENEMIGO

Juan 7:19  ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?
Juan 8:37  Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros.
Juan 8:40  Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham.
 
   Me impresiona el "cerco" que Jesucristo tenía sobre sí mismo.  Y me impresiona mas todavía el conocimiento que El tenía sobre las intenciones de los que le acosaban, y a la vez como en su confrontación intenta, de alguna manera, hacer reflexionar a aquellos que, equivocadamente sabiéndolo o no, estaban tratando de buscar una oportunidad justificada para matarle, como al fin sucedió, pero en el tiempo y circunstancias que Dios tenía previstas.
   Si analizamos las palabras de Jesucristo en los versículos arriba citados, nos encontramos con una actitud en los que procuraban matarlo, que estaba obcecada en la búsqueda de este fin, de manera que nada podía, por persuasivo y convincente que fuera, apartarlos de este objetivo que en sus corazones se habían trazado.
   Esta actitud es muy ilustrativa. Descubre lo que existe en el corazón humano y que puede ser condicionante en el que se sumerge en ello, sin dar ocasión ni oportunidad para una reflexión adecuada del valor de sus ideas, de sus conceptos de sus propósitos.
   ¡Cuidado! Está hablando de la condición del corazón humano en cuanto a decisiones, actitudes y aparentes y consistentes creencias, que pueden tener una apariencia de integridad, pero que en su realidad, se apartan mucho de esa realidad y caen en situaciones obcecadas, como decía antes que pueden ser afirmadas como "divinas" como de defensa de lo aportado por Dios mediante sus mandatos, pero que en el fondo no es mas que una saturación propia de convicciones y deseos propios alejados de la verdad, la auténtica verdad de Dios.
   Ninguno estamos inmunes a estas circunstancias. Nos podemos encontrar defendiendo verdades equivocadas, o también podemos estar defendiendo ideas propias interpretativas de la Revelación de Dios, pero que hemos adoptado de acuerdo a nuestras posturas sin darnos cuenta que estas posturas nos alejaban de la VERDAD de Dios. Oremos por nosotros mismos y por los demás para que esto no nos suceda.
   Pero, no puedo evitar ser sincero en esta realidad. Habrá muchos que habiendo comenzado bien en la verdad de Dios, en un momento concreto sean firmemente "poseídos" por inclinaciones personales, de esas que adquirimos en nuestra vida caída, y que nos parecen justas y equilibradas y que estamos dispuestos a defender "a capa y espada" lo que hace mas complicado llevarnos a descubrir nuestra equivocación.
   No nos engañemos, insisto, nadie estamos inmune a este peligro. No importa si se trata de ministerios, de llamamientos concretos o de cristianos "de a pie" que fueron impactados, en un momento dado, por la obra de Dios mediante Jesucristo, pero que no han podido o querido emanciparse de su antigua vida, en aspectos que han creído que no son desechables por entender según sus propias afirmaciones, que son bien aceptadas en el Reino de Dios.
   Para entrar en el Reino de Dios hay que morir.
   Este concepto de la muerte "en vida" de un ser humano, mediante la fe en la obra de Jesucristo, ciertamente no es muy bien entendido. Creo que no lo ha sido en el pasado tampoco. Por eso encontramos posturas dentro del "cristianismo" que enarbolan mandamientos, costumbres o enseñanzas que insisten ser "cumplidas" cuando no entienden que cuando una cree y acepta a Jesucristo como Señor, muere a su vida para vivir la vida e la fe y de la gracia, en la que no obramos por obligaciones, obramos -debemos obras- por AMOR.
    El titulo que he utilizado para esta exposición me viene de una película donde el esposo de una señora realmente no es un verdadero esposo, mas bien es un sujeto dominante y amenazante, como lo pueda ser un enemigo y no un amigo, como debería ser un esposo/esposa en Cristo.
   Sin darnos cuenta, nosotros, los que hemos decidido seguir a Cristo, "vivimos y dormimos con nuestro enemigo: la carne"
   Entiéndase la carne como esa forma de vivir independiente de Dios, ajena a todo lo que Dios signifique, con la grandiosa trampa de que en esta forma de vida existen moralistas, religiosos que dan la impresión de estar viviendo una vida para Dios, pero que en realidad viven una vida para sí mismos. Aquí viene la reflexión para cada uno de nosotros.
   Uno de los grandes peligros está enmarcado en la idea de que por ser "cristiano evangélico" ya cualquiera está sumergido en la Verdad. Esto no es correcto. Creer en Cristo esta exento de grupos concretos y especiales, aunque en estos se encuentren enseñanzas relacionadas con Dios, pero que no coinciden en nada con lo expresado por Dios. Aquí, recordemos, nadie estamos exentos.
 
 Por supuesto no solo se trata de ideas equivocadas respecto al entendimiento de Dios, también están relacionadas con nuestras aspiraciones propias que mezcladas con nuestros profundos deseos, aparecen para nosotros como parte de la voluntad de Dios, aunque El esté lejos de esas expectativas, pues están llenas de nuestra carnalidad, de nuestros deseos, de nuestra voluntad.
   Si pudiese tocar un botón, donde fuera, para que esta verdad se hiciera realidad en mí y en cualquiera de los que se han acercado a Cristo, no lo dudaría. No lo dudo porque es imprescindible y se convierte en un engaño que sustituye la pura verdad de Dios, en una extraña mezcla de ideas de Dios y nuestras que, a veces, no son perceptibles por cristianos que llevados por sus impulsos caen en esta terrible trampa.
   Esto puede ser ilustrado en un texto de la Palabra que puede ser muy significativo e ilustrativo en relación a lo que digo, veamos:
2Ti 3:1

Carácter de los hombres en los postreros días
  También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
2Ti 3:2  Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
2Ti 3:3  sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
2Ti 3:4  traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,
2Ti 3:5  que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.
2Ti 3:6  Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.
2Ti 3:7  Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.
2Ti 3:8  Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés,(A) así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.
2Ti 3:9  Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos. 
   Me preocupa esa actitud en mi vida. Ser "amador de sí mismo" no es bueno. El peligro es descubrir que tengo, o puedo tener esa tendencia. Pudiera estar ciego, convencido de que que mi actitud, en esto o en aquello, es correcta. ¿Quién me sacará, en este caso del error? Aquí es donde debemos doblegar nuestro yo mediante las disciplinas que nuestro Padre ha provisto, para que no seamos llevados y creídos en semejante error.
   Dormimos con nuestro enemigo porque nuestro enemigo está en nosotros mismos, es nuestra carne, es nuestra naturaleza en vías de muerte, es la fuerza que nuestro pasado pueda influir para apartarnos de esa nueva vida que Jesucristo ha ganado para cada uno de nosotros.
   No permitamos que ese enemigo carnal sea nuestro señor, y atendamos a lo que dice la Escritura:
 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Rom_8:3  Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
Rom_8:4  para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Rom_8:5  Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Rom_8:6  Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Rom_8:7  Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
Rom_8:8  y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Rom_8:9  Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Rom_8:12  Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
Rom_8:13  porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Rom_9:3  Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;
 
 Rom_13:14  sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. 
 Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. 
Gál_2:20  Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 
Gál_3:3  ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? 
Gál_5:16  Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Gál_5:17  Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.(C)
Gál_5:19  Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
Gál_5:24  Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Gál_6:8  Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Gál_6:12  Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo.
Efe_2:3  entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, 
1Pe_4:2  para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. 
2Pe_2:10  y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. 
 Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, 
2Pe_2:18  Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. 
1Jn_2:16  Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 
 ¡Cuidado, dormimos con nuestro enemigo, no fuera de nosotros...en nosotros!

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