Efesios 4:8 Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,Cuando uno empieza a llevar algún tiempo en la búsqueda del conocimiento de Dios, el Dios de la Biblia, para que nadie se pregunte ¿qué Dios?, como digo ese conocimiento que Dios, sublime, alto, inaccesible, sabio, poderoso, etc. etc. nos permite acceder dentro de nuestra sabia imperfección y ayudados por su inmersión en nosotros por su Espíritu, a cierto saber ínfimo para lo que es su Ser, pero exuberante para nuestra pobre condición respecto a El, empezamos a convertirnos en "bichos raros" y también no podemos evitar anticiparnos a otros que a otro nivel - no necesariamente inferior, solo distinto - puedan no entendernos a pesar de ser buscadores de Dios.
Y dio dones a los hombres
Esta extraña introducción se debe principalmente al tema que voy a intentar comunicar, desde mi entendimiento y postura, y en el que quisiera evitar que alguien, cualquiera, pudiera cerrarse a su meditación, por no coincidir, aparentemente, con sus expectativas respecto a Dios.
Porque no nos olvidemos que, al margen de lo que aprendemos y queremos y deseamos aprender, nuestras expectativas condicionan un poco o un mucho nuestra apertura a nuevas presentaciones de parte de otros que puedan haber experimentado de parte de Dios, conocimiento al que no hemos accedido todavía nosotros, que insisto, esto no significa que sea inferior o superior, simplemente que es otra área - digamos - del amplio comunicar de Dios a los hombres, y que en su infinita sabiduría y paciencia, no viola nuestra inteligencia, mas bien se adapta a ella, a fin de que no nos perdamos nada de su Revelación.
En un intento de humildad, yo me considero privilegiado de haber sido considerado para recibir, de acuerdo a mi defectuoso entendimiento, algo de conocimiento del Altísimo, y de ese conocimiento estoy ávido de seguir siendo depositario, en la tremenda gracia de Dios.
Me fijo un poco ahora en el versículo que he puesto arriba., en especial y concreto donde se manifiesta que "El dio DONES a los HOMBRES".
Como casi siempre ocurre en los contenidos de la Palabra de Dios, la Biblia, sea en Libros, Capítulos, versículos, frases o palabras, podemos encontrar un sinnúmero de definiciones y, el peligro ocurre cuando nos quedamos con la que nos gusta, en lugar de estar seguros de buscar la correcta, cosa que, por otro lado, en esta era del numeroso "conocimiento" en el ámbito de las iglesias locales, organizaciones, denominaciones, etc. no resulta fácil, a no ser mediante una parte importante del esfuerzo humano, y un imprescindible refuerzo de Dios.
Vamos a quedarnos con algo que el texto de este versículo dice y que no cabe ninguna duda al respecto del mismo: Estos dones a los que se refiere esta parte de la Palabra, son dones que Dios da, por tanto no son dones que puedan encontrarse en otro lugar que no sea Dios.
Romanos 11:29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de DiosPara aclararme un poco he vuelto a recurrir como otras veces hago al ilustrativo diccionario de la lengua y he encontrado esto respecto a la revocación, para que entendamos la irrevocación:
revocar.(Del lat. revocāre).1. tr. Dejar sin efecto una concesión, un mandato o una resolución.2. tr. Apartar, retraer, disuadir a alguien de un designio.3. tr. Hacer retroceder ciertas cosas. El viento revoca el humo. U. t. c. intr.Wow¡ - como se dice hoy, parece que hay cosas que Dios da que no podemos revocar, y en este caso hay dos a las que se refiere el texto: Los dones y el llamamiento.
Cualquiera que sienta el mas mínimo temor de Dios, como nos refiere la Escritura:
Proverbios 1:7 El principio de la sabiduría es el temor del Eterno Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Confieso que cada vez que se avanza mediante partes (versículos) de la Escritura la cosa se complica pues en cada palabra, frase o contenido de la misma, hay una profundidad que nos lleva a escudriñar mas allá de lo imaginable.
Pero nos vamos a confiar en simplemente que el comienzo o principio del saber (sabiduría) radica en el "temor" de Dios.
Si tenemos ese sano temor de Dios que la Escritura nos habla, lo adoptaremos como costumbre en nuestra vida. Y tal temor de Dios nos llevará ser respetuosos con lo que el da como "irrevocable".
¡Cuidado con nuestros juicios! Seamos prudentes y sabios, busquemos en profundidad y verdad a nuestro Padre y hagamos rendición a El, cueste lo que cueste.
Si Dios ha dado dones (capacidades que solo El puede dar) a los hombres, - a nosotros - tenemos que tener un control especial a la hora de nuestras sinceras y "sabias" apreciaciones respecto a tales concesiones que han sido depositadas en seres llenos de imperfección, a causa del pecado, como somos cada uno de nosotros y a la vez considerar el privilegio de aceptar y considerar estos dones con respeto y utilizarlos con humildad y sometimiento a Dios. Nadie está exento de no entender esto. Por supuesto yo el primero.
Si se me permite en este momento, quisiera dar la Gloria a Dios por su misericordia y maravillosa gracia, en la obra perfecta de Jesucristo.
Volviendo a nosotros, debemos apreciar con gran respeto y humildad la decisión de Dios de dar dones a seres como nosotros, llenos de imperfección.
Y por otra parte debemos ser sinceros y concretos a la hora de distinguir claramente lo que es de Dios y que El nos ha dado, inmerecidamente, pero gracias a lo que Jesucristo ha hecho por cada uno de nosotros.
Conciliar esto no resulta fácil cuando queremos ser simples y no permitir que Dios nos muestre lo que nosotros nunca podríamos alcanzar sin su Revelación.
Por otra parte, esto exige una responsabilidad, responsabilidad departe individual y colectiva. Individual al reconocer lo que es dado (don) de parte de Dios a cada uno. Colectiva en apreciar por la gracia del Espíritu, dejando al margen impulsos, sentimientos y opiniones personales el, los dones que Dios haya depositado en los que creen, aceptándoles y colaborando junto al don recibido a la comisión recibida de parte de nuestro Padre, el Eterno.
Por otra parte la lucha es tremenda. Por un lado está lo que nosotros deseamos y en tremenda oposición lo que Dios desea. Esto puede producir una tremenda lucha. Si somos convencidos por nuestros propios deseos y objetivos, al margen de Dios, el resultado puede ser pavoroso, a la corta o a la larga, en nuestra vida aquí. Si por otro lado nos sometemos a los designios de Dios, el resultado no es otro que la bendición.
El reconocimiento de los dones de Dios que han sido derramados en los hombres, no es fácilmente perceptible por el que no ha rendido su voluntad a la fe del Señor, pero tampoco por quien ha rendido "su vida" al Señor, pero, dándose cuenta o no, quiere mantener una parte de hegemonía por encima delo que Dios designe. Esto es terrible (véase Hechos 5:1 ss.). Pues a Dios ¿quién le puede engañar?
Nuestra naturaleza es tan engañosa que en un momento dado, delante de Dios podemos confesar total sumisión, pero cuando vemos la realidad nos mostramos señores y optamos por entender que nuestra percepción es la correcta...¡Dios nos libre! Pero no nos engañemos, a lo largo de la historia de la iglesia de Cristo, desde que El la estableció, ha habido este síndrome, que de forma extraña no es percibido por los que lo mantienen, creyéndose éstos como poseedores de la absoluta verdad, muchas veces obsesionados por éxitos dentro del ámbito humano, sean aceptables en el cielo o no, pero que no hay duda que son percibidos por el error humano como correctos.
Ante esto solo la búsqueda rendida de Dios y su voluntad podrían liberarnos del error y de los efectos que tal error pueda producir. No hay nadie exento de esto. Ni yo ni nadie. ¡Cuidado!
El único de detectar esto y ayudarnos es nuestro Padre, cuando con corazón abierto y sincero nos acercamos a El, no importa el tiempo que llevemos en su camino, y nos consideramos débiles y, a veces, seguidores de hombres o de ideas que nos parecen originales, e hombres, pero que pueden no ser que provengan de Dios. ¡Alerta!
No me considero una especie escogida y superior de Dios. Pero no puede olvidarme de los muchos años que hace que El me llamó y me dio dones y me asusta muchos años después que por iniciativas humanas pueda dudar de lo que Dios me dio. Así que como sea lo que sea es irrevocable el don y el llamamiento de Dios, a pesar de mis deseos humanos de búsqueda de "zonas tranquilas" me veo obligado por el amor de Dios, que no dudo en confiar en mi, en quien no comprendo como pudo hacer eso, pues mis propias referencias hubieran rechazado esto, a sobreponerme a tanta adversidad, propia o de otros de hacer revocable mi don, mi llamamiento y reivindicar en la gracia de Dios, la necesidad de ponerme a las órdenes de Dios, a pesar de mi mismo y de otros, pues ...
En este sentido creo que cada uno debe optar por rendirse a la pura evidencia de su don y llamamiento y ser fiel al mismo CUESTE LO QUE CUESTE, recordando que Jesucristo dio su vida por esto.Romanos 11:29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios
A El se la Gloria hoy y siempre. Amén.
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