domingo, 23 de febrero de 2014

PELIGROS: FUERA Y DENTRO

2Co 11:16  Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito. 2Co 11:17  Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme. 2Co 11:18  Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré; 2Co 11:19  porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos. 2Co 11:20  Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas. 2Co 11:21  Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles.  Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía. 2Co 11:22  ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. 2Co 11:23  ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. 2Co 11:24  De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.2Co 11:25  Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 2Co 11:26  en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles,  peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 2Co 11:27  en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 2Co 11:28  y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. 2Co 11:29  ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? 2Co 11:30  Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. 
   Este pasaje lo he buscado después de una reflexión propia sobre "los peligros" que he padecido en mi vida cristiana. Al leer detenidamente los peligros que detalla el Apóstol Pablo, veo que algunos son muy parecidos a los que padecemos o podemos padecer los cristianos hoy en día. Otros están relacionados con momentos y costumbres de la época (los azotes por ejemplo).
   Pero si quiero hacer un resumen de los peligros que indica el Apóstol Pablo, lo podría hacer en dos grandes grupos: Los de afuera y los de dentro.
   Los de fuera son aquellos peligros que el cristiano padece a causa de su fe. Es necesario aclarar esto, pues padecer a causa de la fe no está restringida a persecuciones o desprecios, aislamiento y marginación, también se refiere a los riesgos que a causa de nuestra fe podemos sufrir al variar nuestra forma de vivir.  Es el ejemplo de aquellos que a causa de su fe, se arriesgan a viajar muy frecuentemente en diferentes transportes o por lugares peligrosos. Aquellos que pudiendo estar cómodos en sus hogares, se trasladan para ayudar y apoyar a otros desfavorecidos a lugares conflictivos de ciudades o países, los que abandonan la comodidad de sus hogares para enfrentarse a sitios donde escasea la comida e incluso el agua, o éstas están en mal estado y pueden dañar su organismo.
   Estar en lugares donde la climatología es muy adversa y la pobreza los sume junto a los que ayudan. El riesgo de la empatía, cuando no podemos evitar, sin poder hacer nada o casi nada en muchas ocasiones, por el prójimo que fuimos a apoyar...Poder ser contagiados de enfermedades de personas que por falta de los adelantos básicos en higiene, entorno adecuado, conocimientos de los contagios y cosas así, están afectados por enfermedades de las cuales cualquiera puede ser contagiado.
   Ver injusticias constantes, respecto a la justicia de Dios, e indignarnos, por la insensibilidad de los causantes etc.
  Si hay muchas personas que sin hacerlo por la fe en Dios, lo hacen por humanidad, por sentimiento de conciencia, por entregarse a otros, pero no lo hacen por fe, como en el caso de Pablo que todo esto era hecho por fe.
   Por supuesto los que hacemos lo que hacemos en nuestra vida por fe no debemos ser jueces de los de "afuera"
1Cor. 5:13  Porque a los que están fuera, Dios juzgará. 
 Sal 7:8  Jehová juzgará a los pueblos; 
    Los de dentro, el Apóstol Pablo, considera muy simplemente a los que considera peligros y que podríamos catalogar como "de dentro" los define como:  "peligros entre falsos hermanos;"
   Reconozco que un escalofrío recorre mi espalda cuando leo o escribo esta frase.
   Recuerdo un tiempo cuando yo pensaba que TODO AQUEL que había creído en el Señor Jesucristo, confesándolo como Salvador y Señor de sus vidas, era alguien de fiar totalmente.
   Hoy en día a la luz de hechos acontecidos en diferentes situaciones de mi vida, el planteamiento es muy diferente - lo digo con verdadero dolor y decepción de mi mismo - pues ¡que bello sería que lo dicho en el párrafo anterior fuera una realidad absoluta en el vivir cristiano! Pero no es así. No lo fue en los tiempos del Nuevo Testamento y no lo es ahora. Pero solo se trata de saberlo y de estar preparados para las sorpresas ya que ciertamente habrá "falsos hermanos" que serán causa de dolores y también de sinsabores en nuestras vidas.
   Es curioso que, en ocasiones, estos "hermanos" (así los llama Pablo aunque les ponga un calificativo anexo) son detectados mayormente y rápidamente por personas que no son creyentes en Dios, pero que "calan" rápidamente la falsedad respecto a Dios. Quizás el exceso de "buena voluntad" nos puede equivocar a los que creemos, a la hora de diferenciar.
   Aquí es necesario, tengo la obligación, de hacer una aclaración.
  No todo hermano que nos falla en algo es un falso hermano. Por eso es tan difícil diferenciar.
  En segundo lugar, no estoy promoviendo una "caza de hermanos falsos" esto sería contrario al espíritu que Jesucristo nos muestra al tener entre los 12 a Judas. Hasta los falsos hermanos pueden tener un papel importante en el designio de Dios para nuestras vidas. Es decir el riesgo vale la pena.
 Por otra parte, debemos tener en consideración que no somos jueces, que El Juez es uno y nada mas. Pero saber los peligros que nos rodean es necesario y sobre todo no para, como he dicho, comenzar una caza de brujas (de hermanos) sino para examinarnos a nosotros mismos, por si de la verdad, algo nos está descarrilando a la falsedad, con temor y temblor, no de hombres, pero si de Dios.
   Por lo general la falsedad está encerrada en vasijas de antigua verdad. Entendéis esto. Un frasco de perfume que sale con la esencia de la Fábrica, una vez vaciado puede ser rellenado con cualquier cosa y aparentar, por su exterior el ser auténtico...¿no es así?
   Así el diablo quisiera que nosotros, vasos de Dios, conservemos la apariencia, pero nos dejemos llenar de la inmundicia y seguiremos con la antigua apariencia, pero sin la auténtica verdad. ¡Dios nos libre!
   Pero la advertencia está ahí. Se levantaron y levantarán apariencias de piedad pero negando la eficacia de la piedad. Por eso debemos velar y ser fieles a la Palabra, considerando que siempre necesitamos y necesitaremos al Espíritu Santo, el cual es el que nos libra y nos da discernimiento.

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