jueves, 19 de octubre de 2017

Bill el Pentecostal...

   Cuando estoy escribiendo, ha pasado ya una semana, donde a esta hora estaba viajando rumbo a Málaga. Un viaje muy diferente al primero que hice hace hace casi 40 años. Doce horas por carretera de noche, para llegar al día siguiente. Recuerdo vivamente aquél momento que repetí varias veces, cuando casi llegando a nuestro destino, el amanecer nos recibía con un esplendor que obligaba a entornar los ojos.
   Esta vez, el viaje fue en tren, el AVE, en cuatro horas llegamos a nuestro destino viajando en un vagón con asientos confortables, incluso me atreví a dormir durante un tiempo del viaje.
   
Junto al pastor Federico Serrano nos dirigíamos, como digo, a Málaga con motivo del 50 aniversario de la llegada de la familia misionera que trajo el Evangelio a España, entrando por el puerto de la "bella Málaga". El padre, la madre y cuatro hijos varones...la familia Drost.
   Desde Málaga, fue expandiéndose la semilla evangélica ha diferentes ciudades de España, en unos tiempos difíciles, por la dictadura y la resistencia católica a aceptar la predicación de la Biblia.
   No era una sorpresa esa resistencia. Ya, la familia Drost, había estado en varios países de Sudamérica y en especial en Colombia, Bill Drost estuvo a punto de perder la vida en varias ocasiones por la persecución a la que le sometieron, de forma, muchas veces violenta, los religiosos del lugar. Pero su determinación y la de su familia, era predicar el Evangelio que Dios les había mandado y por ello su prioridad hacía imposible que fueran frenados.
   Fue en el principio de los años 70 cuando Wayne, uno de los hijos de Bill y Ruth Drost, con su esposa y su recién nacido hijo, llegó a Zaragoza para compartir el Evangelio.
   Ahí fue cuando mi esposa recibió la fe del Evangelio y luego yo mismo.
   Para mí fue un privilegio conocer a esta familia y ser favorecido con su trabajo incansable. Su tesón su valentía y amor, siempre serán un ejemplo a seguir en todos los días de mi vida. Fue un honor varios viajes que pude realizar con el misionero Drost a Marruecos y sus visitas a nuestra ciudad fueron abundantes y siempre llenas de apoyo y fuerza.
   El fin de semana en Málaga, en la iglesia que él pastoreó junto a su esposa durante años, ahora convertida en un gran edificio, tuvieron lugar varios actos donde muchas personas recordaron al misionero, fallecido y a su esposa aún viva, residiendo con muchos años de edad en Canadá y con ya alteraciones normales en la edad anciana.
   Revivir estos recuerdos y estar de nuevo junto a su tumba, pues tuve la ocasión de asistir a su entierro, como homenaje al que ya no está en la tumba, sino que esta delante de su Señor Jesucristo,  al que trató de servir fielmente todos los días de su vida, fue emocionante y reavivó en mí el deseo de servir a Jesucristo de una forma total y tratar de pasar "el testigo" como nos enseñó su hijo Verner Drost, en una predicación profunda e ilustrada eficazmente, pasar el testigo a otras generaciones, como el misionero Bill Drost hizo.
    Pido a Dios que levante hombre y mujeres con la pasión y visión de la que fue un ejemplo Bill Drost, no solo en España, sino en todo el mundo, mundo tan necesitado del Evangelio, al cual cada vez se niega mas y mas tercamente, elevando un humanismo relativista como doctrina de vida y despreciando todo lo que signifique Dios y Jesucristo el SALVADOR.
     Este desprecio se instaura en un adoctrinamiento que surge ya de forma impositiva y forzada, provocando una persecución, en algunos países de forma física, y en otros, donde el supuesto "estado de derecho" debería representar una verdadera libertad y respeto, pero que es utilizado para perseguir con leyes y mandatos contrarios a la ley de Dios, a todo aquel que quiera servirle.
    Es momento de buscar a Dios de forma enconada. Juntos. Es momento de arrodillarnos y salir del relativismo hacia una creencia radical, sin que esto signifique desprecio al prójimo ni falta de respeto, sino un fidelidad firme ante el menosprecio y la imposición del pecado a niveles fuera del sentido común incluso.
Resultado de imagen de libro un hombre con una mision    Tener referentes como Bill Drost, es un motivo de dar gracias a Dios. Pero él ya hizo su trabajo, ahora nos toca a aquellos que tenemos la fe de Jesús el Mesías, los que debemos hincar nuestras rodillas y dejando a un lado, no solo el pecado, también cualquier peso de estorbo, que nos impida ser discípulos activos, dedicando nuestra vida, tiempo, recursos, conocimiento etc. a Aquel que es poderoso para levantar una generación dispuesta a llevar el Evangelio no solo a los vecinos...también a todo el mundo, como hicieron Bill y Ruth Drost.
    La re-edición de los dos libros que cuentan un poco de la vida de estos misioneros, convertidos a un tomo pueden, si estamos interesados en leerlo, estimular nuestras vida,s para convertirnos nosotros, hombre y mujeres, niños, jóvenes y mayores en amadores de Dios y su voluntad como fue su ejemplo.
    A Jesucristo sea la Gloria por los siglos de los siglos...Amén.
 

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