viernes, 29 de marzo de 2019

IMPRESIONADO DISPUESTO A ANIMAR


   He sido muy impresionado, de nuevo, por el artículo editado por Juan Antonio Monroy , periodista, escritor y pastor por muchos años ya, y que me alegro de ver de nuevo de él, pues hacía tiempo que no tenía sus noticias.

El artículo en cuestión están en Evangélico Digital este es el lugar   https://www.evangelicodigital.com/enfoque/6583/el-suicidio-de-pastores     me ha impresionado porque no solo el artículo habla de algo que a algunos les parece inaudito, cosa que es una gran equivocación, pero que entiendo su motivo, y sobre todo lo que abre al conocimiento de los que no ejercen ministerio, de las dificultades y luchas en algunas áreas que padecen los que asumen la responsabilidad de ser pastores de una iglesia local.

En primer lugar quisiera aclarar, sin ánimo de ser pesado, que el término que hoy se entiende como pastor de una iglesia local y el peso del desarrollo humano de la iglesia, le han otorgado, desde mi entender, no se corresponde al verdadero significado y absoluto de la misión pastoral, sacada del cuidado del rebaño de ovejas en esta tierra y que por supuesto recoge unos principios absolutamente necesarios para este ministerio pastoral.

Cuando las epístolas nos van aclarando algunos aspectos que Jesucristo no matizó, respecto a la edificación de Su iglesia, de lo cual, claramente se encarga El, nos aclara, en este caso el Apóstol Pablo, en el libro de Efesios 4:11, donde empieza a mostrarnos que para formar a Su iglesia, eran necesarios ciertos ministerios. Y en los, que de acuerdo a su función, van enseñando a la Iglesia de Jesucristo, y van dirigiéndola hacia la importante misión que todos y cada uno de la misma tenemos.
Debido a las añadidas por los humanos, en este caso incluso creyentes, se esterotipado  el ministerio de pastor, hacia un nivel de exigencias que ha pretendido encontrar el hombre “orquesta” es decir que lo sabe hacer todo o casi todo, cargando de esta manera a creyentes llamados a ejercer  como líderes de la iglesia como personas capaces de hacer  todo que pudieran demandar la personas creyentes de la iglesia y fu era de ella.

  Juan Antonio Monroy habla del “suicidio” de los pastores en referencia a un caso real ocurrido de un pastor que de acuerdo al módulo humano, no tenía motivos para tomar esta terrible decisión de terminar con su vida. Luego se descubrió que algunos de los miembros de su iglesia  le hacían la vida difícil.

Resultado de imagen de NO PUEDO MASMi piel se erizó, cuando leí esto, yo lo he pasado. No culpo, ni deseo culpar a nadie de lo ocurrido en mi caso. Solo quisiera, si es posible, que los creyentes que asisten a una iglesia, entiendan, que no somos llamados a hacer lo que ellos quieren, mas bien, en nuestra difícil y terrible debilidad, no somos mas que instrumentos, mejores o peores en Su mano y debemos TODOS, morir a sí mismos, incluso ante situaciones en debilidad.

   La GRACIA de Dios siempre me ha impactado profundamente. Mi miseria y mi concepto de mí mismo, nunca me permitieron “respirar” en libertad, mi opinión al acercarme a Dios, a implorar su misericordia salvadora, y ser salvo, solo fue posible, por su Gracia.  No fue esta compresión, comprendida al principio, entonces solo vi claramente que necesitaba salvación y me aferré a ello con todas mis fuerzas, luego entendí por qué pude aceptar la salvación.

   En esa situación donde la mayoría no era de parte de Dios, mas bien de mi carnalidad inspirada, fue que mi Padre celestial, me permitió decir SI, a Jesucristo como Salvador y Señor, aunque mi SI estaba muy debilitado por mi condición de pecado y mi personalidad donde se podían incluir rasgos morales, religiosos, sociales y personales, que debían ser transformados. Pero yo no era consciente de ello. Por una fuerza espiritual de mi necesidad, era llevado hacia el Salvador y Señor. Pero la comprensión del significado de ambos, Salvador y Señor, todavía iba a necesitar tiempo para empezar a comprenderlos. Gracias a Dios por su paciencia y misericordia.

   La vida del discípulo de Jesucristo (prefiero denominar así a lo que hoy se llama cristianos o creyentes, solo debido al matiz de compromiso) no es completada de inmediato. Un discípulo está a disposición de un maestro que le enseña, le guía, le corrige…etc. No es representa a un ser como el maestro perfecto, ni siquiera el discípulo perfecto.

Siempre es impresionante que cuando Jesucristo parte al cielo, hasta su venida, encomienda a los discípulos ha “hacer discípulos” y así de forma que la iglesia de Cristo sea formada. Así es, la cosa no es banal, es seria, cada denominado cristiano es llamado a ser “discípulos que haga discípulos” Tremendo no. Bueno, tremendo hoy que las exigencias intelectuales se han incluido en el Evangelio y alejan del mandamiento de Jesucristo su cumplimiento. Según el mandamiento todo creyente puede hacer discípulos, es decir llevar a otros a Jesucristo y a la iglesia, donde serán formados por los que El ha mandado a ser formadores, recordemos Efesios 4:11 ss.

Bien, volviendo al tema de mi impresión, sobre el artículo del pastor Monroy, todo lo dicho anteriormente, tiene como mi objetivo señalar que ningún denominado “pastor” puede hacerlo todo, y a veces muy poco, pero es triste que los creyentes no se den cuenta que son llamados a suplir las deficiencias del “pastor” y así cumplir con la edificación de la iglesia local encomendada por Jesucristo.

   El único que edifica totalmente la iglesia es Jesucristo. Los demás no somos más que siervos inútiles, con solo una capacidad: el compromiso, la entrega, al margen de las nuestras, que deben morir para que el Espíritu Santo de Dios, puede obrar en nosotros y a través de nosotros.
No entiendo el por qué Dios nos llama a personas tan “poco válidas” como yo. No entiendo por qué sentí (con proyección egocéntrica carnal) no solo recibir la salvación que Jesucristo murió por mí, no entiendo por qué me dio su Espíritu Santo y contestó a mis peticiones carentes de fe…no lo sé, no sé por qué el me llamó a ser predicador, maestro, de El…no lo sé…pero lo hizo y hasta ahora lo ha hecho a pesar de mí.
Puedo entender las terribles cargas que han sufrido aquellos que sirviendo a Jesucristo, han sido oprimidos por los mismo que tenía que servir, es decir, puedo entenderlo a él, no a los que lo oprimían, a estos solo los pudiera entender como pruebas de Dios, ó como enviados del diablo.

No puedo juzgar, no me atrevo, a aquellos pastores que han dejado su ministerio, solo igual que he recibido de la gracia de Dios, quiero darles a ellos. Jesucristo es el juez, no yo, pero entiendo que, a veces la presión es tan grave que es insoportable. Yo no recuerdo, aunque es posible fuera de mí, de pensar en suicidarme, paro sí he pensado y deseado morirme muchas veces a causa de la presión sufrida en la iglesia, por aquellos que entendían que debían presionar, seguramente para intentar hacer lo que ellos entendían como la voluntad de Dios, que no se estaba haciendo. Quizás el martirio tenga otras facetas además de morir físicamente.

El artículo de Monroy me ha movido a rogar a aquellos que me lean, a ser compasivos, llenos de misericordia y no ser linchadores  de aquellos, que según su punto de vista, crean que no están siendo lo que deberían de ser. Con respeto creo que en este punto, desde la santidad de Dios, nadie, digo nadie podría decir que es lo que debería ser de acuerdo al mandamiento de Dios.

Imploro por los que han sido afectados, según sus creencias y sentimientos, por el suicidio de pastores, en especial por sus familias, como el caso del que habla Monroy, muy joven esposa y niños, me niego a emitir juicio sobre él, solo Dios tiene acceso a su corazón, El decidirá. Pero si deseo animar.

Efectivamente, si tú tienes un ministerio y no eres comprendido, ve a Jesucristo, no vayas en busca de loa muerte, ella no te da una solución verdadera. Busca al Salvador y Señor y agárrate a El con todas tus fuerzas. Hemos sido llamados a sufrir aflicción, la victoria a la que debemos acogernos no es nuestra, es la de nuestro Dios y Señor Jesucristo, a El sea la Gloria, por lo siglos de los siglos.

Oremos por los que están en eminencia, menuda responsabilidad,  que lo hagamos bien y sobre todo, que miremos a Jesucristo y a Él de forma continuada le demos cuenta.

Oración: No entiendo todo lo que pasa, hay muchas cosas que me perturban, solo Tú Señor me puedes dar calma.

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