viernes, 15 de marzo de 2019

TARDOS PARA HABLAR


Estamos en un mundo donde convivimos los que creemos en un Dios y los que se consideran ateos y que confiesan que no creen en Dios.
Respecto a los que creemos en Dios, sabemos que hay tres religiones mayoritarias, el cristianismo, el Islam, y el judaísmo además de otras no menos influyentes en sus entornos de líneas más orientales, cercanas a creencias más filosóficas que religiosas como el hinduismo.
Examinando cada una de ellas, a su vez, encontramos diversas formas de interpretación de las mismas, diferentes corrientes, muchas veces enfrentadas, debido a sus diferencias.
Los ateos dicen “no hay Dios” (ver Salmo 14:1 y Salmo 53:1) Algunos se plantean la pregunta ¿dónde está Dios?  (Salmo 42:3  Salmo 79:10; Salmo 115:2; Joel 2:17; Miqueas 7:10; Malaquías 2:17) cuando especialmente ocurren las desgracias e injusticias en la vida propia o en la de otros, en cuyos casos no encontramos una razón para explicar lo sucedido y viene el pensamiento de “Si Dios existe…¿por qué ocurre esto o aquello?
Centrándome un poco más en el cristianismo, en  concreto al cristianismo que quiere la verdad de Jesucristo al coste personal que sea, como nos indica la Biblia, al cual yo me intento aferrar, y tampoco nos resulta fácil, en muchas ocasiones dar una explicación coherente a las desgracias e injusticias que ocurren a diario en este mundo.
Es verdad que, a veces, con buena fe, pero con poca precaución nos atrevemos a dar explicaciones sobre el por qué ha ocurrido esto o aquello, causando más confusión que aclaración.
Hay todo un libro en la Biblia dedicado a este tema, con opiniones atrevidas y desconocedoras de Dios, incluso en el mismo protagonista, Job, el cual enmudece (Job 40:3-5) cuando Dios le hace sus planteamientos.
En todo el contenido del libro de Job encontraremos seguramente más confusión al oír ciertas aseveraciones de parte de los amigos de Job, que asumen conocer el por qué le ha pasado la desgracia a Job.
Tenemos que llegar a escuchar lo que Dios plantea, pues de los tres primeros amigos que hablan con Job, no dan una, solo Eliú, que se acerca posteriormente, es capaz de mantenerse en una posición más equilibrada.
Pero es Dios mismo quién ciertamente lleva a Job a la luz del entendimiento y sobre todo de la fe a partir del capítulo 38 y quiero dejar una pregunta que hace Dios:
Job 40:1 y 2 RV 1960  Además respondió Jehová a Job, y dijo:
¿Es sabiduría contender con el Omnipotente?
El que disputa con Dios, responda a esto.
La respuesta de Job ante todo lo que Dios le plantea es realmente ejemplar:
Job 42:2-6 RV 1960
(2)  Yo conozco que todo lo puedes,
Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
(3)  ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?(A)
Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;
Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.
(4)  Oye, te ruego, y hablaré;
Te preguntaré, y tú me enseñarás.(B)
(5)  De oídas te había oído;
Mas ahora mis ojos te ven.
(6)  Por tanto me aborrezco,
Y me arrepiento en polvo y ceniza.

Si analizamos esta respuesta encontramos el testimonio de Job que revela contenido de la personalidad de Dios, y también de la nuestra, si tratamos de vernos a través de él.
1. Versículo 2, Job reconoce la SOBERANIA y OMNISCIENCIA de Dios (todo lo puedes, no hay pensamiento que se esconda de ti)
2. Versículo 3, Job reconoce que al tratar de entender lo que a él mismo le estaba pasando estaba hablando sin entender.
3. Versículo 4, Job se da cuenta que debe ser enseñado por Dios y que a Él debe preguntar sin sacar conclusiones propias.
4. Versículo 5, El trasvase de oídos a ojos representa la luz de la verdad, por encima de lo parcial.
5. Versículo 6, Job utiliza fuertes palabras sobre sí mismo “me aborrezco” como si dijera “querido yo calla, no eres nadie” y da un paso de acercamiento en condiciones adecuadas, hacia Dios, el arrepentimiento, el cual es la puerta de entrada a la presencia de Dios. Si solo se aborreciera quedaría acabado, pero el arrepentimiento le lleva a la luz de Dios y El lo levanta y sostiene.

Estas palabras son suficientes para que Dios vea un hombre íntegro con un corazón transparente deseoso de Dios. Su nueva condición le lleva a ser un administrador de la Gracia de Dios, al ser quien realiza la oración por sus tres amigos para evitar que Dios los afrente porque “no habían hablado de Dios lo recto” Job 42:7 y tienen que ofrecer el sacrificio preceptivo en esos tiempos, afin de ser justificados. Dice el verso 9 que “Dios aceptó la oración de Job.
Un hombre que es capaz de perdonar las cosas que le dijeron sus amigos, Dios que también perdona y restaura.

Por ello debemos ser cautos cuando hablamos de Dios y de las cosas que ocurren, pues tanto a Dios como al diablo le adjudicamos responsabilidades que no les pertenecen, y viene bien aquí el consejo de Santiago:
Stg 1:19 RV 1960
(19)  Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;


Dios nos ayude en todo. Bendiciones


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