miércoles, 26 de febrero de 2020

POR QUÉ DIOS MÍO...IX


CONTINUACIÓN DE VII

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.  "Mateo 5:4 RV 1960"

Continuamos con las bienaventuranzas. Esta es la segunda en el orden que se encuentran en el Evangelio de S. Mateo.

LLORAR…CONSOLACIÓN

Las lágrimas forman parte de nuestra vida, desde el nacimiento. El primer lloro es el resultado de que existe vida en el recién nacido. ¿Lloramos porque entramos en lo que algunos llaman “este valle de lágrimas”?

Durante nuestra existencia, en mayor o menor medida todos lloramos a causa de muchas y diversas causas. Lo escueto de la frase de esta bienaventuranza, nos deja sin el verdadero motivo al que se refiere en este caso y que tiene una consolación relacionada con lo espiritual.

El sufrimiento nos hace llorar. Nos hace preguntarnos entre lágrimas ¿por qué Dios mío? Veamos si la Palabra de Dios nos puede dar alguna referencia más directiva en lo que se refiere a llorar desde el punto de vista de Dios.

Si para facilitar el entendimiento de la palabra bienaventurado, le damos el uso de feliz (a la manera del Reino) y consideramos que normalmente el que llora es porque se siente infeliz, parece una extraña paradoja “felices los infelices” Resulta muy raro ¿verdad?

Pero yo insisto en que debemos comprender las grandes diferencias  con las que entendemos nosotros el mundo, al entendimiento que Dios tiene y que trata de equilibrarnos hacia el mismo, el de Él.

Creo que el lloro más auténtico que jamás hayamos conocido es el lloro de Jesucristo. Curiosamente la frase donde está la expresión de lloro de Jesucristo, coincide con el versículo más corto de todos de la Biblia…
                                                    Jesús lloró. "Juan 11:35 RV 1960"

Este lloro de Jesucristo ha sido muy malentendido al ser visto desde un punto humanista. Pero si uno tiene en cuenta el contexto donde se encuentra, de inmediato comprobaremos que entender que Jesucristo llorase por motivos sentimentales humanos, está fuera de lugar. El lloró por la “incredulidad” del conocimiento de Dios de los que estaban llorando sin esperanza.

En la Biblia encontramos diferentes personas que lloraron. Encontramos el lloro de Agar, la concubina de Abraham madre de Ismael, cuando Sara la echó de su casa y desolada con su hijo, sintió que iba a morir…

“…y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró. "Génesis 21:16 RV 1960"

Hallamos el lloro de Esaú, al perder la primogenitura, por un impulso del momento, en favor de su hermano Jacob…

Y Esaú respondió a su padre: ¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío. Y alzó Esaú su voz, y lloró. "Génesis 27:38 RV 1960"

El lloro de José, ya segundo en Egipto, ante sus hermanos, primero, los cuales le habían vendido y posteriormente con su padre que había sido engañado…

Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y después sus hermanos hablaron con él. Gén_45:15
Y José unció su carro y vino a recibir a Israel su padre en Gosén; y se manifestó a él, y se echó sobre su cuello, y lloró sobre su cuello largamente. Gén_46:29

Y así las Escrituras nos muestran el lloro de personas por diferentes circunstancias, pero desde mi punto de vista, el lloro que más se asemeja a la Bienaventuranza es cuando Pedro negó a Jesucristo…

Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente. "Lucas 22:62 RV 1960"

Aquí Pedro se descubre a sí mismo como un verdadero pecador, como le confiesa a Jesucristo cuando lo encuentra pescando. Es el lloro por su vida miserable y pecadora, por caer tan fácilmente en el pecado, después de creerse fuerte para combatirlo.

El pobre de espíritu llora porque es pobre de espíritu y se da cuenta de ello. Se da cuenta que sin Jesucristo es un verdadero desgraciado, se siente desnudado espiritualmente, vacío, siente que ha ofendido a su Señor, que no merece nada y que necesita todo. Es el dolor de cuando pecamos.

 Quizás es una forma de llorar poco practicada en el ámbito cristiano. Nos hemos acostumbrado a la GRACIA y no nos damos cuenta de lo terrible que es el pecado, quizás antes, cuando nos convertimos, tuvimos un viso de conciencia sobre lo grave de nuestra condición pecadora, pero nos hemos acostumbrado al perdón y ya no sentimos el pecado, no solo nuestro sino el del mundo que ofende a Dios y por el que pago Jesucristo el precio de su sangre.

Me pregunto si a esto se refiere en el libro de Apocalipsis cuando le dice Jesucristo a la iglesia de Efeso…

“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. "Apocalipsis 2:4 RV 1960"

Cuando descubrimos la terrible condición que nos encontramos antes de nuestro acercamiento a Dios, el sufrimiento de estar separados de Dios, nos lleva a llorar y el arrepentimiento nos lleva a ser consolados. Y así debería ser siempre. Sentirnos desolados cuando pecamos y llorar delante de Dios, solicitando su perdón y su fuerza para no pecar más. Santiago lo explica perfectamente…

 “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. "Santiago 4:8-10 RV 1960"

Es el lloro de los que somos hijos de Dios, ante un mundo perdido a causa del pecado, la injusticia y las tinieblas, el cual tiene un adelanto de consolación aquí, mediante la esperanza de las promesas de Dios, y cuya consolación definitiva la tendremos cuando ya estemos en su Presencia para siempre…esta es la escena…

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. "Apocalipsis 21:4 RV 1960"

Esta es la causa por la que llora el bienaventurado y que será consolado de su sufrimiento, por Dios.

CONTINUARÁ...

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