He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. "Amós 8:11 RV1960"
El hambre como necesidad de alimento para el cuerpo, es
utilizado como símil para hablar del hambre espiritual. Siempre Dios ha sido un
gran comunicador para el que desea oírle. El versículo anterior, tomado del
libro del profeta Amós, es tomado por algunos por una bendición, pero cuando
leemos el contexto, podemos encontrar todo lo contrario. De forma extraña Dios le
da profecía de lo que iba a pasar a su pueblo Israel.
Dios estaba descontento con Israel, muy descontento, y como
en tantas ocasiones, a través de un profeta, les advirtió, primero mostrándoles que Él sabía el mal que estaban haciendo…
Oíd esto, los que explotáis a los menesterosos, y arruináis a los pobres de la tierra, diciendo: ¿Cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la balanza, para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo? "Amós 8:4-6 RV1960"
Se estaban comportando como “explotadores de los
menesterosos” “arruinadores de los pobres” falseando las balanzas y vendiendo
mercancías de desecho. Pero Dios lo sabía. Y esto le había producido un gran
descontento.
Y no solo sabía lo que habían hecho y seguían haciendo, y
más todavía, maquinaban para continuar haciendo el mal, y Dios les dice que se “acordara
de todo esto” En la “agenda de Dios” estaba apuntado esto para no olvidar…¡jamás!
Jehová juró por la gloria de Jacob: No me olvidaré jamás de todas sus obras. "Amós 8:7 RV1960"
Entonces pronuncia el juicio, como resultado de sus pecados…
Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro. Y cambiaré vuestras fiestas en lloro, y todos vuestros cantares en lamentaciones; y haré poner cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volveré como en llanto de unigénito, y su postrimería como día amargo. "Amós 8:9-10 RV1960"
Pero lo que más llama la atención en este juicio es el
versículo que he usado de cabecera…
He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. "Amós 8:11 RV1960"
Tomando estas palabras de parte de Dios, en referencia al “hambre
de oír la palabra de Jehová” podemos pensar con alegría este suceso. ¡Qué bien,
vendrán días que la gente tendrá hambre de la palabra de Dios! Pero no nos
engañemos, el contexto nos indica juicio, esta hambre por la palabra es permitida
por Dios como castigo, y ¿Cuál es el castigo por tener hambre de Dios?
Preguntamos, veamos los dos siguientes versículos…
E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed. "Amós 8:12-13 RV1960"
La imagen es clara. Tienen hambre de la Palabra de Dios, y
buscan por un lado y por el otro, pero “no la hallarán”. Podemos pensar en el
hambre física, no hay alimento, buscamos por todo lugar, cercano y lejano, pero
es inútil, no encontramos nada que comer…bien, pues esto es lo que iba a provocar
Dios en su pueblo, Israel, a causa de su pecado.
Me recuerdo esto, en la actualidad, cuando hemos pecado e
ignoramos el pecado, pero tenemos problemas y buscamos a Dios, buscamos en Su
Palabra, que nos llene, que nos quite la aflicción, pero no encontramos
consuelo, alivio en ninguna parte, ¿por qué? Porque hay pecado en nuestra vida,
pecado no confesado, pecado del cual no nos hemos arrepentido, pecado que hemos
cometido, que cometemos y que vamos a cometer. Entonces la Palabra de Dios es “muda”
Primero debemos hacer lo que la Palabra nos dice, respecto a nuestro pecado,
confesarlo, arrepentirnos y Dios es misericordioso, la sangre de Jesucristo no
limpia de todo pecado, ojo pero pecado confesado en arrepentimiento.
Cuando nos convertimos, reconocemos que somos pecadores y
que necesitamos un Salvador que nos libre, del juicio contra nosotros, por
nuestro pecado, juicio que ya se ha
establecido sentencia justa….MUERTE…
Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. "Romanos 6:23 RV1960"
Una vez hemos tomado la decisión de seguir a Jesucristo,
pues Él por su muerte nos ha sustituido en la muerte, debemos apartarnos del
pecado, y si pecamos debemos confesarlo, de lo contrario los cielos se cierran
y la Palabra de Dios es “vomitiva” en lugar de alimento espiritual, nos
convertimos como el ejemplo que Jesucristo dijo, en cerdos que son incapaces de
asimilar en dos aspectos las perlas, primero porque desconocen su valor y en
segundo lugar porque no es algo para comer en estómagos no preparados.
…ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen. "Mateo 7:6 RV1960"
Para recibir algunas cosas de Dios primero hay que estar en
condiciones para poder recibirlas…otro caso que presenta sobre esto mismo es el
siguiente…
Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. "Mateo 5:23-24 RV1960"
En este caso, un judío, de acuerdo a la Ley (Torá) va a
ofrecer una ofrenda “al altar”, por lo que espera recibir alguna bendición de
Dios, pero resulta que hay un pecado no resuelto, en este caso, algo que se ha
hecho a un hermano y no se ha arreglado, Dios dice que se deje la ofrenda y se
haga prioritario el arreglar el pecado con el hermano, de lo contrario, por
mucha ofrenda que se dé, no se recibirá la bendición.
Cuando vamos a una reunión o culto, vamos a “ofrendar” a
Dios, y a recibir bendición. Pero si no vamos en orden, la bendición puede no
llegar, por mucho que la busquemos. O si no estamos en orden y leemos la
Palabra y oramos individualmente a Dios, puede resultar que la Palabra es árida
y seca y no produce satisfacción, más bien produce aburrimiento, no la entendemos,
no nos sabe bien. No entramos satisfacción por mucho que pasemos páginas.
Es lo mismo que a veces ocurre. Podemos ir a Retiros,
Convenciones, a oír a grandes pastores y podemos “engullir” todo lo que
podamos, incluso hoy en día se pueden escuchar enseñanzas y temas de la
Palabra, de todo el mundo, y si vamos a ello por la insatisfacción de la
Palabra dada para mi entorno, algo está pasando. Tenemos “hambre” pero no nos
saciamos…¿algo pasará…? Quizás algo como de lo que es advertido Timoteo sobre ciertas damas...
Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. "2 Timoteo 3:7 RV1960"
La verdad de Dios, debe ser grabada en nuestro corazón. Y no
se puede grabar en un corazón que no está preparado. La Palabra de Dios nos
muestra un orden, primero nos lleva a entregarnos a Jesucristo como Salvador,
mediante el reconocimiento de que somos pecadores y que necesitamos un
Salvador. Así que al descubrir nuestro pecado nos arrepentimos y confesamos que
somos pecadores. Jesucristo como Salvador nos perdona, nos da el Espíritu Santo
para que nos guíe y ayude.
Pero de ahí en adelante, Jesucristo es nuestro Señor, no
solo nuestro Salvador. Y como Señor debemos hacer lo que Él dice, vivir como Él
nos enseña, y de esta manera vamos creciendo espiritualmente, alimentados por
la buena Palabra. Pero debemos seguir el orden de Dios. No podemos resistirnos
a confesar y arrepentirnos y alejarnos de algún pecado y tratar de recibir la
Palabra. No podremos. Debemos llevar el orden adecuado y entonces la Palabra
será viva y eficaz en nuestras vidas. Entonces tendremos hambre de la Palabra y
cuando la recibamos nos irá nutriendo e iremos creciendo y madurando en todo a
semejanza de Jesucristo.

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