martes, 4 de febrero de 2020

CUANDO ORES VI

...CONTINUACIÓN 

APRENDIENDO A ORAR.... UN PROCESO EN CUATRO ESCALONES

ESCALÓN TRES: DESEO ORAR...ENSÉÑANOS A ORAR



 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. "Lucas 11:1 RV 1960"

   Cuando sabemos el mandato, dominamos la carne mediante la disciplina, entramos en el deseo de orar, y cuando uno desea orar y ama al Señor y quiere hacer su voluntad, busca al Señor, y pide, pide con deseo pero mucha veces sin saber si acertado lo que está pidiendo.


    Realmente ese deseo y el querer pedir como conviene, está y debe estar en el corazón de todo discípulo.

Resultado de imagen de enseñanos a orar  Por supuesto en esto de "enséñanos a orar" parece extraño cuando entendemos que orar es hablar con Dios, debería ser fácil, pero el Señor Jesucristo no rechaza la pregunta ni tampoco dice que no haga falta aprender a orar. Él les enseña mediante el Padre nuestro, un modelo preciso para acercarse al Padre celestial, donde como en una buena música, tiene ritmo, melodía y armonía, es sencilla y es profunda, es simple pero tiene su grandeza, es objetiva, va al grano es conocedora de a quién va dirigida y cuál es Su voluntad.

   Es por eso que se la llama "Oración modelo".

   Es como la partitura fundamental para componer las debidas oraciones que, como una ofrenda agraden al Padre. Podríamos utilizar el símil utilizado en los holocaustos y diríamos que queremos que la oración sea "sonido grato" al Señor, como deben ser la alabanza, la adoración y toda nuestra vida cristiana: Olor grato.

   Si recordamos, Caín y Abel ofrecieron su forma de holocausto, comunicación y redención en ese momento, y Dios se agradó de la ofrenda de Abel, pero no se agradó de la ofrenda de Caín.
Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;(A) pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. "Génesis 4:4-5 RV 1960"

   Santiago, ya lo vimos anteriormente, nos advierte de oraciones no contestadas porque han sido mal hechas, han sido hechas en la carne, para nuestros deleites. 
"...pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. "Santiago 4:3 BTX3"
   Ante tal advertencia creo que es muy sabio tener una actitud de querer aprender a orar, aprender a dirigirnos a nuestro Padre celestial, que es el rey de un Reino que no tiene nada que ver con el reino de este mundo, donde hemos aprendido a hablar y las formas de comunicación etc. No está fuera de contexto el que tengamos deseo de orar y de orar bien.

    La oración modelo, recoge, a mi entender, perfectamente la voluntad de Dios comprimida, para que nosotros exprimamos, junto con el resto de la Palabra de Dios, el conocerle y saber que pedirle. Es todo formación del Reino de los Cielos y su justicia.

    Para comunicarnos con Dios debemos formarnos adecuadamente. No porque Dios no sepa lo que necesitamos, mas bien porque nosotros no sabemos lo que realmente necesitamos, por ello debemos aprender a pedir, debemos aprender a cuál debe ser el contenido de nuestras peticiones, ruegos, súplicas y acciones de gracias.
    No se trata de un método encorsetado, como hemos malentendido, estableciendo formas de orar, o mas bien rezar, repitiendo una y otra vez rosarios de palabras que no salen del corazón.
    Igual que para comunicarnos con alguien aquí en la tierra, debemos saber hacerlo según las condiciones, sea por carta, por teléfono, por vídeo-conferencia
a nivel personal, grupal o público, así el cómo hacerlo según a quién nos dirijamos. 
    El Reino de los Cielos, tiene su contenido y debemos aprender sus reglas, sus mandamientos, su orden, su forma.

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El Reino de los cielos se ha acercado
    Si hemos nacido de nuevo, tenemos ciudadanía en los cielos, y aquí nos hemos convertido en "extranjeros y peregrinos" que anhelamos comunicarnos con nuestro lugar y hacerlo de acuerdo a la forma del lugar.

     Cuando vieron la forma que Jesucristo oraba, y cómo luego el Padre le avalaba, surgió en su corazón un deseo de orar como Él. Estos hombres habían aprendido a orar como judíos, pero Jesucristo les mostró una dimensión para ellos desconocida, como lo es para nosotros, ya que nunca dejaremos de aprender a dirigirnos a nuestro Padre, que está en los cielos, en el Nombre de Jesucristo a la manera del Reino de los cielos.

   Jesucristo vino a revelar, a los que creen en Él, los misterios del Reino de los cielos.
Mateo 13:11  El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. 
   Debemos aprender el lenguaje del Reino de los cielos, igual que a saber todo lo que Dios nos ha revelado sobre él.

    Para que lo podamos comprender Jesucristo utilizaba cosas semejantes en este mundo para que pudiéramos entender el Reino de los cielos:

Mat_13:24  Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
Mat_13:31  Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo;
Mat_13:33  Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado
Mat_13:45  También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 
Mat_13:47  Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; Mat_13:52  El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas. Mat_18:23  Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 

   Jesucristo está muy interesado en que conozcamos el Reino de los cielos, en el que reina nuestro Padre celestial, para que sepamos cómo podemos dirigirnos a Él, de forma adecuada desde nuestro corazón, independientemente de que tengamos muchas o pocas palabras, que expresen la intención de Dios. 

Con la oración traemos la voluntad de Dios desde el cielo a la tierra.

Padre celestial, venga a nosotros tu Reino, deseamos orar según tu voluntad, deseamos aprender a pedir y agradecemos que Tu Espíritu nos ayuda a hacerlo, queremos usar el lenguaje del Reino, en el Nombre del Señor Jesucristo.






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